Sala de magnetismo - Último piso
4 participantes
Página 1 de 1.
Sala de magnetismo - Último piso
Esta es una sala con varios artefactos mécanicos y magnéticos. El uso que se le da depende de quien la use. Es amplia y un poco vieja.
[WM]Alastor- Administrador
- Mensajes : 123
Fecha de inscripción : 01/07/2008
Re: Sala de magnetismo - Último piso
El rol de Claire proviene de aquí.
Los guardias traen a Claire y la sientan en una silla con respaldo, brazos y patas metálicas. La atan a ella y se marchan. A la albhed aún no le han retirado ninguno de sus impedimientos, por lo que sigue sin poder ver y con la boca tapada. Lo único perceptible es el sonido de un leve goteo desde el techo hasta el suelo que se escucha, por lo que parece, a su espalda.
Los guardias traen a Claire y la sientan en una silla con respaldo, brazos y patas metálicas. La atan a ella y se marchan. A la albhed aún no le han retirado ninguno de sus impedimientos, por lo que sigue sin poder ver y con la boca tapada. Lo único perceptible es el sonido de un leve goteo desde el techo hasta el suelo que se escucha, por lo que parece, a su espalda.
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Off: Siento interrumpir el rol.
Claire, ya te avisé en un post anterior que pidieras que te habían retirado las pertenencias. Como no lo has hecho, a pesar de que no había post para ello y se te indicó que lo pusieras en el de guiles, te comunico que ahora incluso tienes un apartado especial para ello ^^ (Pérdida y devolución de pertenencias).
Por favor, la próxima vez intenta fijarte en los comunicados que los administradores dejamos, ya que simplemente es por normal general de la web. Además, en tu caso en concreto se te ha avisado dos veces de ello, y no lo has hecho. No pasa nada, no te preocupes, para eso estamos, para avisaros de estas cositas Pero la próxima vez simplemente intenta estar algo más atenta, ¿vale? >//<
¡Seguid con el rol, que está quedando genial! :Off
Claire, ya te avisé en un post anterior que pidieras que te habían retirado las pertenencias. Como no lo has hecho, a pesar de que no había post para ello y se te indicó que lo pusieras en el de guiles, te comunico que ahora incluso tienes un apartado especial para ello ^^ (Pérdida y devolución de pertenencias).
Por favor, la próxima vez intenta fijarte en los comunicados que los administradores dejamos, ya que simplemente es por normal general de la web. Además, en tu caso en concreto se te ha avisado dos veces de ello, y no lo has hecho. No pasa nada, no te preocupes, para eso estamos, para avisaros de estas cositas Pero la próxima vez simplemente intenta estar algo más atenta, ¿vale? >//<
¡Seguid con el rol, que está quedando genial! :Off
[WM]Equidna- Administrador
- Mensajes : 320
Fecha de inscripción : 01/07/2008
Re: Sala de magnetismo - Último piso
La sangre cada vez con más abundancia manchaba poco a poco aquella camiseta blanca que vestía siempre la albhed. Su mente permanecía hundida en un profundo pensamiento, aguantar aquel dolor desgarrador. Y ahora gracias a esa locura cometida, no le importaba absolutamente nada, no sentía lástima ni cariño ni añoranza ni tampoco agobio por su situación, su cuerpo sólo le pedía resistir.
- ¿Por qué has hecho eso? Vas a perder mucha sangre... tengo que avisar a los guardias para que te curen. Mi nombre... es Raynn. Gracias por hacermelo recordar.
Raynn, que así se llamaba su compañera de celda, abrazó instantáneamente el cuerpo de Claire que ahora, al igual que ella, estaba malherida. Al ver el estado de la albhed, ésta llamó a los soldados que se situaban junto a la puerta para vigilar cualquier ruido o movimiento sospechoso y éstos no tardaron en entrar para ver qué ocurría. Ambos comenzaron a hablar, y la morena de pelo corto que acababa de herirse así misma tenía tales mareos en aquel momento que tan sólo escuchaba palabras sin sentido, era como si estuviese en otra dimensión. Además la visión comenzaba a nublársele, como si una capa de humo se posase justo enfrente de su alcance de vista, y meneaba levemente la cabeza de un lado para otro.
- Symteduc lybimmuc. (Malditos capullos)
El soldado de menor rango de aquella pareja, ató de nuevo a Raynn y la volvía a amordazar dejándola otra vez tirada en el suelo como si no se tratase de una persona. Por otro lado el más fuerte de los dos, agarraba del pelo a Claire levántandola de donde permanecía sentada segundos antes y le propinaba un fuerte y desagradable golpe en el estómago, haciendo que ésta se inclinase hacia delante agarrándose de la parte del cuerpo afectada. Aprovechando aquel momento de flojedad, el hombre inmovilizó a la albhed de brazos y piernas y la tomó en brazos, además de amordazarla y de vendarle los ojos para que no viera absolutamente nada.
Claire ya estaba en las últimas, apunto de desmayarse y de así evitar todo aquello. La joven odiaba los espacios cerrados, odiaba permanecer en un lugar horas y horas o incluso minutos, ella lo único que siempre quiso en su vida era un poco de libertad, y estando acostumbrada a Hellion, aquella situación le ponía de los nervios. Debido a eso, la muchacha desesperada, decidió arañarse hasta expulsar grandes cantidades de sangre, así el dolor la alejaría de todo, sólo se centraría en eso, soportar.
Lo único que en aquel momento podía hacer la albhed era notar como el hombre que la llevaba a cuestas daba firmes pasos, algo que también, al no poder ver nada, le causaba un mareo enorme. La cabeza empezaba a darle fuertes pinchazos, como si pequeñas agujas de gran tamaño fueran clavadas en su sien. La joven iba a perder la consciencia, no aguantaba más. Poco a poco cerraba y abría los ojos, a pesar del sufrimiento que le causaba todo aquello, intentaba resistir, pero ¿podría?
- "¡Eh! Claire, espabila".
- "¿Lloyd...?"
- "¿Piensas dormirte ahora?"
- "¿Qué está ocurriendo?"
- "Siempre has sido fuerte, ¿vas a rendirte?"
- "Lloyd por favor, si estás ahí... no... no estás aquí ¿verdad? Todo se trata de mi imaginación. Sólo quería que me sacaran de allí..."
- "¡ESPABILA!"
El trayecto había llegado a su fin, alcanzando así su destino. El hombre que portaba con ella se frenó en seco y al parecer la introdujo en una sala. La sentaron en una silla que Claire pudo notar fría ya que se trataba de una silla metálica. En el techo parecía haber algún tipo de gotera o algo por el estilo del que caían pequeñas gotas de una sustancia desconocida, ya que la albhed no podía ver ni hablar, ni nada de nada, tan sólo escuchar. La chica no tenía duda de que lo más seguro es que aquello se trataba de una futura tortura y eso era todo lo que le esperaba.
- "¿Más dolor? Bien".
- ¿Por qué has hecho eso? Vas a perder mucha sangre... tengo que avisar a los guardias para que te curen. Mi nombre... es Raynn. Gracias por hacermelo recordar.
Raynn, que así se llamaba su compañera de celda, abrazó instantáneamente el cuerpo de Claire que ahora, al igual que ella, estaba malherida. Al ver el estado de la albhed, ésta llamó a los soldados que se situaban junto a la puerta para vigilar cualquier ruido o movimiento sospechoso y éstos no tardaron en entrar para ver qué ocurría. Ambos comenzaron a hablar, y la morena de pelo corto que acababa de herirse así misma tenía tales mareos en aquel momento que tan sólo escuchaba palabras sin sentido, era como si estuviese en otra dimensión. Además la visión comenzaba a nublársele, como si una capa de humo se posase justo enfrente de su alcance de vista, y meneaba levemente la cabeza de un lado para otro.
- Symteduc lybimmuc. (Malditos capullos)
El soldado de menor rango de aquella pareja, ató de nuevo a Raynn y la volvía a amordazar dejándola otra vez tirada en el suelo como si no se tratase de una persona. Por otro lado el más fuerte de los dos, agarraba del pelo a Claire levántandola de donde permanecía sentada segundos antes y le propinaba un fuerte y desagradable golpe en el estómago, haciendo que ésta se inclinase hacia delante agarrándose de la parte del cuerpo afectada. Aprovechando aquel momento de flojedad, el hombre inmovilizó a la albhed de brazos y piernas y la tomó en brazos, además de amordazarla y de vendarle los ojos para que no viera absolutamente nada.
Claire ya estaba en las últimas, apunto de desmayarse y de así evitar todo aquello. La joven odiaba los espacios cerrados, odiaba permanecer en un lugar horas y horas o incluso minutos, ella lo único que siempre quiso en su vida era un poco de libertad, y estando acostumbrada a Hellion, aquella situación le ponía de los nervios. Debido a eso, la muchacha desesperada, decidió arañarse hasta expulsar grandes cantidades de sangre, así el dolor la alejaría de todo, sólo se centraría en eso, soportar.
Lo único que en aquel momento podía hacer la albhed era notar como el hombre que la llevaba a cuestas daba firmes pasos, algo que también, al no poder ver nada, le causaba un mareo enorme. La cabeza empezaba a darle fuertes pinchazos, como si pequeñas agujas de gran tamaño fueran clavadas en su sien. La joven iba a perder la consciencia, no aguantaba más. Poco a poco cerraba y abría los ojos, a pesar del sufrimiento que le causaba todo aquello, intentaba resistir, pero ¿podría?
- "¡Eh! Claire, espabila".
- "¿Lloyd...?"
- "¿Piensas dormirte ahora?"
- "¿Qué está ocurriendo?"
- "Siempre has sido fuerte, ¿vas a rendirte?"
- "Lloyd por favor, si estás ahí... no... no estás aquí ¿verdad? Todo se trata de mi imaginación. Sólo quería que me sacaran de allí..."
- "¡ESPABILA!"
El trayecto había llegado a su fin, alcanzando así su destino. El hombre que portaba con ella se frenó en seco y al parecer la introdujo en una sala. La sentaron en una silla que Claire pudo notar fría ya que se trataba de una silla metálica. En el techo parecía haber algún tipo de gotera o algo por el estilo del que caían pequeñas gotas de una sustancia desconocida, ya que la albhed no podía ver ni hablar, ni nada de nada, tan sólo escuchar. La chica no tenía duda de que lo más seguro es que aquello se trataba de una futura tortura y eso era todo lo que le esperaba.
- "¿Más dolor? Bien".
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Se escucharon unos pasos entrar en la habitación y de echo, la Albhed notó como pasaban delante de ella, pero no le hacían nada. Se acercaban y se alejaban una y otra vez, como si estuvieran tratando con alguna máquina de la habitación.
Cada vez se escuchaban más y más pasos. Hasta que, pronto, una última persona entró en la habitación, portando con él un inconfundible aroma a Moguri...
Cada vez se escuchaban más y más pasos. Hasta que, pronto, una última persona entró en la habitación, portando con él un inconfundible aroma a Moguri...
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
La joven permanecía quieta en la silla, inmovilizada, sin intenciones de mover un ápice. Su pensamiento pasaba por sus compañeros y terminaba en su dolor físico, así, una y otra vez. Lo único que deseaba era que siguieran haciéndole daño, así olvidaría donde estaba, y perdería todo interés por aquel lugar que parecía tan misterioso. Quería sufrir, que le hicieran sangrar, apartarse del mundo, vivir en su profundo dolor.
Pasos y más pasos se acercaban y al poco se alejaban de ella. Se oían cada vez más y más y más... La albhed simplemente se mantenía en su misma posición. Una puerta de repente se escuchó a lo lejos, no podía reconocer de quien se trataba pues no veía, pero lo que no pudo pasar desapercibido era aquel olor tan familiar que podía notar en el ambiente. No se trataba de otra cosa que el aroma de un moguri y pensando detenidamente, ese moguri seguramente no sería otro que Mogutaro. La muchacha entonces comenzó a temblar de furia, apretaba también sus dientes y cerraba los puños con fuerza. En ese momento no pudo contenerse, su cuerpo realizaba movimientos bruscos buscando la manera de poder despegarse de aquella maldita silla, pero le era imposible. Su boca se movía también, tratando de pronunciar el nombre de su querido compañero de tantos años, pero nadie le entendería allí. A ella podían tocarla todo lo que quisieran, pero a Mogutaro no, y a Lloyd, menos. Por suerte o por desgracia, éste último no se encontraba allí.
- "¡¡¡Cabrones de mierda!!!"
Pasos y más pasos se acercaban y al poco se alejaban de ella. Se oían cada vez más y más y más... La albhed simplemente se mantenía en su misma posición. Una puerta de repente se escuchó a lo lejos, no podía reconocer de quien se trataba pues no veía, pero lo que no pudo pasar desapercibido era aquel olor tan familiar que podía notar en el ambiente. No se trataba de otra cosa que el aroma de un moguri y pensando detenidamente, ese moguri seguramente no sería otro que Mogutaro. La muchacha entonces comenzó a temblar de furia, apretaba también sus dientes y cerraba los puños con fuerza. En ese momento no pudo contenerse, su cuerpo realizaba movimientos bruscos buscando la manera de poder despegarse de aquella maldita silla, pero le era imposible. Su boca se movía también, tratando de pronunciar el nombre de su querido compañero de tantos años, pero nadie le entendería allí. A ella podían tocarla todo lo que quisieran, pero a Mogutaro no, y a Lloyd, menos. Por suerte o por desgracia, éste último no se encontraba allí.
- "¡¡¡Cabrones de mierda!!!"
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Una de las personas del lugar agarró a Claire de las manos, las cuales tenía atadas a los brazos de la silla. Ella notó como una especie de grilletes le rodeaban ambas muñecas, pero de un peso y un tamaño mucho mayor. Aquel hombre vio oportuno entonces quitarle la venda de los ojos para que pudiese ver, pero ni mucho menos le quitó aquel trozo de cinta de la boca, pues no tenía intención de escuchar insultos o cualquier tipo de estupidez proveniente de la Albhed.
La visión, aunque nublada, fue llegando poco a poco a la vista de la chica que pudo distinguir como lo que rodeaba sus muñecas eran dos especies de placas metálicas conectadas a un aparato del lugar. Todas las personas de la sala vestían diferentes a los soldados de Galbadia, pues llevaban una bata blanca que prácticamente arrastraba por el suelo. Al fondo, Claire también pudo distinguir a Mogutaro encerrado en una jaula que parecía diseñada más bien para aves, aunque no parecía haber sufrido ningún tipo de daño, tan solo estaba dormido.
Uno de aquellos hombres se acercó a ella y le miró fíjamente con sus afilados ojos, que cubría con unas gafas especiales reflectantes. Portaba una especie de mando con un gran botón, el cual casi que tenía apretado con su dedo pulgar.
-Claire, ¿no?. Tranquila, no te dolerá, pero sentirás como gran parte de tu fuerza se ve mermada por instantes.
Una gran luz amarillenta emanó de aquellas dos placas situadas en sus muñecas. La verdad es que sí que podía llegar a ser algo doloroso según el tipo de sangre o de piel de la persona que sufría aquel efecto. Mogutaro, al notar que la luz llegaba a sus ojos, parecía que estaba cerca de despertarse.
La visión, aunque nublada, fue llegando poco a poco a la vista de la chica que pudo distinguir como lo que rodeaba sus muñecas eran dos especies de placas metálicas conectadas a un aparato del lugar. Todas las personas de la sala vestían diferentes a los soldados de Galbadia, pues llevaban una bata blanca que prácticamente arrastraba por el suelo. Al fondo, Claire también pudo distinguir a Mogutaro encerrado en una jaula que parecía diseñada más bien para aves, aunque no parecía haber sufrido ningún tipo de daño, tan solo estaba dormido.
Uno de aquellos hombres se acercó a ella y le miró fíjamente con sus afilados ojos, que cubría con unas gafas especiales reflectantes. Portaba una especie de mando con un gran botón, el cual casi que tenía apretado con su dedo pulgar.
-Claire, ¿no?. Tranquila, no te dolerá, pero sentirás como gran parte de tu fuerza se ve mermada por instantes.
Una gran luz amarillenta emanó de aquellas dos placas situadas en sus muñecas. La verdad es que sí que podía llegar a ser algo doloroso según el tipo de sangre o de piel de la persona que sufría aquel efecto. Mogutaro, al notar que la luz llegaba a sus ojos, parecía que estaba cerca de despertarse.
- Necesario para continuar:
- Off:: Para describir el daño que Claire recibe de este extraño experimento deberás hacer una tirada de dados de 1 dado de 3 caras. Si sale un 1 sentirás una molestia constante por todo el cuerpo, pero sin llegar a un dolor grave. Con un 2 tu cuerpo sufrirá de forma elevada, recibiendo un gran daño. Con 3 aquel dolor será insufrible para ti, provocando en Claire gritos de desesperación y angustia. Que la suerte te acompañe... ò.Ó. ::Off
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Claire ha efectuado 1 lanzada(s) de uno Dado de 3 caras :
- 3
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Los minutos sentada en aquella silla parecían no terminar nunca. Se hacían largos, pesados, y además estaban cargados de ira y furia por lo que, tal vez, le hiciesen a Mogutaro. Claire no aguantaba aquella situación, no soportaba el hecho de estar en espacios cerrados o atrapada en un lugar del que no podía salir y no sólo eso, le importaba bien poco todo aquello que le pudiesen hacer a ella, pero a sus dos compañeros que no los tocasen pues sino, pagarían todos las consecuencias. La joven nerviosa, se movía bruscamente una y otra vez intentando escapar de aquellas "redes" que le impedían salir corriendo de aquel misterioso lugar lleno de pesadillas para sus víctimas. Cuando el tiempo pareció pararse debido a que no se escuchaba ningún tipo de ruido extraño, un hombre le quitó el vendaje de los ojos a la albhed. Ésta en un principio no podía ver absolutamente nada debido a los eternos minutos que había pasado con aquello, pero segundo tras segundo todo parecía estar mucho más nítido.
Cuando Claire pudo ver perfectamente, observó lo que había en aquella sala que parecía ser ni más ni menos que una sala de torturas. Lo primero que pudo ver no fue otra cosa que una gran cantidad de hombres que vestían con unas batas blancas de gran tamaño y seguidamente cuando pasó su mirada por cada rincón de aquel sitio del terror pudo observar que estaba allí Mogutaro. Éste se encontraba encerrado en una pequeña jaula que parecía más bien para un animal de menor tamaño y Claire que no podía soportar ser consciente de donde habían metido a su amigo, comenzó de nuevo a moverse bruscamente, pero esta vez con más furia e ira que antes. De repente, uno de aquellos hombres que allí había se le acercó a la albhed y le dirigió unas palabras, palabras a las que no les prestó atención. Realmente, no sabía bien el dolor que le esperaba sufrir.
- Claire, ¿no?. Tranquila, no te dolerá, pero sentirás como gran parte de tu fuerza se ve mermada por instantes.
- "Lo único que quiero es que solteis a Mogutaro... capullos".
Aquel torturador, soldado o lo que quisiera que fuese activó aquella máquina que sujetaba las muñecas de la albhed. En ese momento el sufrimiento comenzó. En un principio ésta no sentía nada, pero poco a poco una gran cantidad de calor comenzaba a recorrer todo su cuerpo como si le estuviese hirviendo la piel, la sangre, los órganos, todo. La joven aguantaba aquellos pinchazos y a la vez corrientes de calor que iban y venían por aquellas zonas de su silueta femenina y apretaba los dientes mientras miraba fijamente el techo. El dolor aumentaba, aumentaba y volvía a aumentar, hasta tal punto, que la muchacha comenzó a gritar desesperadamente ya que incluso le dolía hasta el corazón. Sentía como si su cuerpo fuese a reventar en mil pedazos, como si sus ojos se estuviesen derritiendo o llorando sangre. Por dolerle, le dolía hasta la misma alma.
- ¡¡¡WHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAG!!!
Aquel espantoso grito retumbó en todas las paredes del lugar, cargado de sufrimiento, tristeza, rabia, ira, furia... Por suerte, aquello fue algo más reducido de si hubiese tenido la boca totalmente al descubierto, y no amordazada como estaba, pero eso no impidió que ésta expresase su dolor con aquel grito ahogado e hiciese que Mogutaro despertase de repente, sobresaltado y aterrorizado.
- ¡¡¡Claireee!!! ¡¡¡Nooo!!! ¡¡¡No le hagais daño, kupó!!!
Aquel ser pequeñito y de nariz redonda se encogió como nunca y comenzó a llorar escandalosamente, no soportaba ver aquella imagen, JAMÁS Claire gritó de dolor en su vida. Él la conocía perfectamente, si en aquel momento ella estaba así significaba que aquel daño que estaba recibiendo era... mortal.
- "Lloyd por favor, ven pronto. Si supieras como lo está pasando, kupó..."
El silencio sorprendentemente se formaba, escuchándose sólo el ruido que aquella máquina mostraba por defecto y el llanto del moguri. De nuevo, una vez más, un grito surgió de aquel cuerpo que... nadie sabía cuanto soportaría más, tal vez, se diera por vencida o tal vez... no.
Cuando Claire pudo ver perfectamente, observó lo que había en aquella sala que parecía ser ni más ni menos que una sala de torturas. Lo primero que pudo ver no fue otra cosa que una gran cantidad de hombres que vestían con unas batas blancas de gran tamaño y seguidamente cuando pasó su mirada por cada rincón de aquel sitio del terror pudo observar que estaba allí Mogutaro. Éste se encontraba encerrado en una pequeña jaula que parecía más bien para un animal de menor tamaño y Claire que no podía soportar ser consciente de donde habían metido a su amigo, comenzó de nuevo a moverse bruscamente, pero esta vez con más furia e ira que antes. De repente, uno de aquellos hombres que allí había se le acercó a la albhed y le dirigió unas palabras, palabras a las que no les prestó atención. Realmente, no sabía bien el dolor que le esperaba sufrir.
- Claire, ¿no?. Tranquila, no te dolerá, pero sentirás como gran parte de tu fuerza se ve mermada por instantes.
- "Lo único que quiero es que solteis a Mogutaro... capullos".
Aquel torturador, soldado o lo que quisiera que fuese activó aquella máquina que sujetaba las muñecas de la albhed. En ese momento el sufrimiento comenzó. En un principio ésta no sentía nada, pero poco a poco una gran cantidad de calor comenzaba a recorrer todo su cuerpo como si le estuviese hirviendo la piel, la sangre, los órganos, todo. La joven aguantaba aquellos pinchazos y a la vez corrientes de calor que iban y venían por aquellas zonas de su silueta femenina y apretaba los dientes mientras miraba fijamente el techo. El dolor aumentaba, aumentaba y volvía a aumentar, hasta tal punto, que la muchacha comenzó a gritar desesperadamente ya que incluso le dolía hasta el corazón. Sentía como si su cuerpo fuese a reventar en mil pedazos, como si sus ojos se estuviesen derritiendo o llorando sangre. Por dolerle, le dolía hasta la misma alma.
- ¡¡¡WHAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAG!!!
Aquel espantoso grito retumbó en todas las paredes del lugar, cargado de sufrimiento, tristeza, rabia, ira, furia... Por suerte, aquello fue algo más reducido de si hubiese tenido la boca totalmente al descubierto, y no amordazada como estaba, pero eso no impidió que ésta expresase su dolor con aquel grito ahogado e hiciese que Mogutaro despertase de repente, sobresaltado y aterrorizado.
- ¡¡¡Claireee!!! ¡¡¡Nooo!!! ¡¡¡No le hagais daño, kupó!!!
Aquel ser pequeñito y de nariz redonda se encogió como nunca y comenzó a llorar escandalosamente, no soportaba ver aquella imagen, JAMÁS Claire gritó de dolor en su vida. Él la conocía perfectamente, si en aquel momento ella estaba así significaba que aquel daño que estaba recibiendo era... mortal.
- "Lloyd por favor, ven pronto. Si supieras como lo está pasando, kupó..."
El silencio sorprendentemente se formaba, escuchándose sólo el ruido que aquella máquina mostraba por defecto y el llanto del moguri. De nuevo, una vez más, un grito surgió de aquel cuerpo que... nadie sabía cuanto soportaría más, tal vez, se diera por vencida o tal vez... no.
Última edición por Claire el Vie Oct 22, 2010 5:31 pm, editado 1 vez
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Parecía que la máquina se había excedido. Uno de ellos intentó bajar la potencia, pero le resultó imposible por momentos, creando un sufrimiento en la Albhed del que todas las personas de la sala eran conscientes, ya que cuando aún no habían aprendido a dominarla completamente con sus primeras víctimas habían llegado hasta matar con ella. Ni siquiera la cinta adhesiva de su boca pudo impedir que un grito horrible de dolor saliese de sus labios.
Por suerte para Claire, aquella reacción de intenso dolor solo duró unos segundos, aunque padeciendo aquello seguramente se le habrían hecho eternos. Fue entonces cuando el mismo hombre que anteriormente le habó comenzó a estudiar un fluido acumulado en otro artefacto conectado a la silla de Claire que al parecer se llenó después de aquel destello.
Sacó una muestra de aquel líquido en un frasco y tomó una jeringa que justo después inyectó en una probeta. El resultado fue otro líquido de color rojizo. Aquel hombre suspiró.
-Nos vamos. No es una de ellas. Dejadla ahí, ya vendrán para tratar con ella.
Poco a poco todos y cada uno de aquellos hombres abandonaron la sala, dejándo allí a Claire, que al menos ahora podía ver como Mogutaro se quedaba con ella en aquella tétrica habitación, los dos solos.
Por suerte para Claire, aquella reacción de intenso dolor solo duró unos segundos, aunque padeciendo aquello seguramente se le habrían hecho eternos. Fue entonces cuando el mismo hombre que anteriormente le habó comenzó a estudiar un fluido acumulado en otro artefacto conectado a la silla de Claire que al parecer se llenó después de aquel destello.
Sacó una muestra de aquel líquido en un frasco y tomó una jeringa que justo después inyectó en una probeta. El resultado fue otro líquido de color rojizo. Aquel hombre suspiró.
-Nos vamos. No es una de ellas. Dejadla ahí, ya vendrán para tratar con ella.
Poco a poco todos y cada uno de aquellos hombres abandonaron la sala, dejándo allí a Claire, que al menos ahora podía ver como Mogutaro se quedaba con ella en aquella tétrica habitación, los dos solos.
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
La soledad inundó aquel espacio que hacía escasos minutos permanecía repleto de hombres con batas blancas. Por suerte, el dolor había comenzado a cesar, aquella máquina había sido frenada por alguno de aquellos individuos que al parecer, tuvo piedad. La joven permanecía cabizbaja, inclinada un poco hacia delante y con la mirada entornada, casi practicamente cerrada clavada en el suelo. Quiso reaccionar, hacer algún movimiento para mostrarle a su amigo Mogutaro que se encontraba bien, pero no podía, su cuerpo estaba frágil, sin fuerzas sin ganas... era como el cuerpo de un cadáver con un alma viva en su interior. No era capaz de pronunciar palabra ya que aún seguía amordazada, y su mente, navegando por los grandes mares del dolor, iba de un lado para otro. Su barco, estaba apunto de hundirse.
De repente, dos rostros en el suelo aparecieron, eran como reflejos vistos en un agua cristalina y Claire enseguida los reconoció. Uno de ellos no era otro que Lloyd y el de al lado su hermano Jak. Ambos la miraban fijamente, con la intención de transmitirle un mensaje, mensaje en el que la albhed tendría que elegir. Vivir o morir. Mogutaro mientras tanto observaba el estado de su querida compañera y, ya que la conocía, decidió dejarle su tiempo para que la muchacha consiguiera espabilar y hablar por sí misma sin necesidad de ayuda alguna.
- "Mi querida hermana... que mal se te ve ¿no? ¿Por qué no dejas de sufrir y te vienes conmigo? Lo has estado deseando durante diez años, ¿por qué no lo haces ahora que tienes la ocasión perfecta? Deja que tu alma se vaya, que tu corazón se detenga, que la sangre deje de correr por tus venas, ¿no es eso lo que quisiste siempre, estar de nuevo junto a mí?".
- "Jak...".
- "Claire, ni se te ocurra, no le escuches. Ahora nos tienes a nosotros, estoy luchando por conseguir que te liberen, ¿vas a dejarte vencer? ¿De veras no tienes ganas de vivir? ¿Dejarás de lado todo? ¿A caso no te importamos Claire?"
- "Lloyd no digas eso... yo...".
- "Hermana, digan lo que digan, sientas lo que sientas por ellos, jamás los querrás como me quisiste y me quieres a mí. Lo deseas, sabes que lo deseas. No te resistas a lo que realmente quieres. Ven conmigo, volvamos a estar juntos. Te echo de menos Claire...".
- "Claire... ¿qué será de Mogutaro? ¿Qué será de...?"
- "Cállate, no la vas a convencer, ¿no ves que su felicidad está donde esté yo? Déjala ir, ella no os necesita, no TE necesita."
- "¿Felicidad? Felicidad... no... tú hace tiempo que ya no me das de eso. Cuando moriste fuiste tú el que hizo que aquello no existiera para mí, que no sonriera, que no volviese a querer a nadie... tú sólo me has hecho feliz cuando estabas conmigo, pero rompiste tu promesa, rompiste mi corazón, rompiste la razón de mi existencia... le dabas sentido a todo, eras quien me cuidaba, quien me hacía sentir viva cada día a pesar de los problemas que tuvieramos en casa... ¿y ahora? Sólo me traes dolor... te metes en mi cabeza como si fueses dueño de ella... intentas apoderarte de mí para que deje de luchar por mi vida... ¿y crees que algo así puede ser necesario para mí? No... no te necesito... no deseo irme contigo... no quiero volver a verte... sólo quiero que te vayas y que me dejes vivir. Quiero volver a querer a las personas... ¿y sabes qué? - Claire miró hacia el techo con los ojos llenos de lágrimas - Quiero a Lloyd más que te quise a ti, quiero a Mogutaro más que te quise a ti, y sólo por tu estúpido recuerdo no he podido darme cuenta hasta ahora... ¡Déjame en paz! ¡¡¡DÉJAMEEE!!! ¡¡¡LOS QUIERO!!! ¡¡¡DÉJAME DISFRUTAR DE ELLOS!!!"
Mogutaro miró incrédulo a la albhed que sollozaba lo más disimuladamente que podía. Su cuerpo ahora permanecía pegado al respaldo de la silla y su mirada clavada en el techo mientras que sus lágrimas caían en forma de elegantes gotas que pasaban lentamente desde sus ojos a su cuello. Había aguantado diez años para llorar, desahogarse y hacer que aquel maravilloso ser llamado Jak desapareciese de su vida. Dos años en darse cuenta de que su vida ahora dependía de Lloyd y de Mogutaro. Y todo aquello, le había hecho pagar factura, demasiado tiempo de sufrimiento continuo. Mientras tanto, el pequeño "peluche" la miraba tembloroso pues aquella tristeza que Claire poseía fue transmitida hacia él.
- "¿Cómo es posible? Está... está.... está... llorando."
De repente, dos rostros en el suelo aparecieron, eran como reflejos vistos en un agua cristalina y Claire enseguida los reconoció. Uno de ellos no era otro que Lloyd y el de al lado su hermano Jak. Ambos la miraban fijamente, con la intención de transmitirle un mensaje, mensaje en el que la albhed tendría que elegir. Vivir o morir. Mogutaro mientras tanto observaba el estado de su querida compañera y, ya que la conocía, decidió dejarle su tiempo para que la muchacha consiguiera espabilar y hablar por sí misma sin necesidad de ayuda alguna.
- "Mi querida hermana... que mal se te ve ¿no? ¿Por qué no dejas de sufrir y te vienes conmigo? Lo has estado deseando durante diez años, ¿por qué no lo haces ahora que tienes la ocasión perfecta? Deja que tu alma se vaya, que tu corazón se detenga, que la sangre deje de correr por tus venas, ¿no es eso lo que quisiste siempre, estar de nuevo junto a mí?".
- "Jak...".
- "Claire, ni se te ocurra, no le escuches. Ahora nos tienes a nosotros, estoy luchando por conseguir que te liberen, ¿vas a dejarte vencer? ¿De veras no tienes ganas de vivir? ¿Dejarás de lado todo? ¿A caso no te importamos Claire?"
- "Lloyd no digas eso... yo...".
- "Hermana, digan lo que digan, sientas lo que sientas por ellos, jamás los querrás como me quisiste y me quieres a mí. Lo deseas, sabes que lo deseas. No te resistas a lo que realmente quieres. Ven conmigo, volvamos a estar juntos. Te echo de menos Claire...".
- "Claire... ¿qué será de Mogutaro? ¿Qué será de...?"
- "Cállate, no la vas a convencer, ¿no ves que su felicidad está donde esté yo? Déjala ir, ella no os necesita, no TE necesita."
- "¿Felicidad? Felicidad... no... tú hace tiempo que ya no me das de eso. Cuando moriste fuiste tú el que hizo que aquello no existiera para mí, que no sonriera, que no volviese a querer a nadie... tú sólo me has hecho feliz cuando estabas conmigo, pero rompiste tu promesa, rompiste mi corazón, rompiste la razón de mi existencia... le dabas sentido a todo, eras quien me cuidaba, quien me hacía sentir viva cada día a pesar de los problemas que tuvieramos en casa... ¿y ahora? Sólo me traes dolor... te metes en mi cabeza como si fueses dueño de ella... intentas apoderarte de mí para que deje de luchar por mi vida... ¿y crees que algo así puede ser necesario para mí? No... no te necesito... no deseo irme contigo... no quiero volver a verte... sólo quiero que te vayas y que me dejes vivir. Quiero volver a querer a las personas... ¿y sabes qué? - Claire miró hacia el techo con los ojos llenos de lágrimas - Quiero a Lloyd más que te quise a ti, quiero a Mogutaro más que te quise a ti, y sólo por tu estúpido recuerdo no he podido darme cuenta hasta ahora... ¡Déjame en paz! ¡¡¡DÉJAMEEE!!! ¡¡¡LOS QUIERO!!! ¡¡¡DÉJAME DISFRUTAR DE ELLOS!!!"
Mogutaro miró incrédulo a la albhed que sollozaba lo más disimuladamente que podía. Su cuerpo ahora permanecía pegado al respaldo de la silla y su mirada clavada en el techo mientras que sus lágrimas caían en forma de elegantes gotas que pasaban lentamente desde sus ojos a su cuello. Había aguantado diez años para llorar, desahogarse y hacer que aquel maravilloso ser llamado Jak desapareciese de su vida. Dos años en darse cuenta de que su vida ahora dependía de Lloyd y de Mogutaro. Y todo aquello, le había hecho pagar factura, demasiado tiempo de sufrimiento continuo. Mientras tanto, el pequeño "peluche" la miraba tembloroso pues aquella tristeza que Claire poseía fue transmitida hacia él.
- "¿Cómo es posible? Está... está.... está... llorando."
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
El ruido de unos pasos se escuchaba en las afueras de aquella sala. Cada vez estaban más cerca, así que Claire pudo deducir ella solita que dentro de poco la puerta se abriría. Pero algo inesperado pasó.
Inexplicablemente la puerta de aquella sala se había abierto y los pasos habían cesado. Pero nada que estuviese a la vista de la Albhed había traspasado el umbral. Tras un segundo abierta, la puerta se volvió a cerrar. Era obvio que algo había entrado en la sala, pues la manilla de los portones había crujído como si una persona normal y corriente la hubiese tocado. Pero... ¿quién podía ser? O lo que era peor... ¿Qué podía ser?
Inexplicablemente la puerta de aquella sala se había abierto y los pasos habían cesado. Pero nada que estuviese a la vista de la Albhed había traspasado el umbral. Tras un segundo abierta, la puerta se volvió a cerrar. Era obvio que algo había entrado en la sala, pues la manilla de los portones había crujído como si una persona normal y corriente la hubiese tocado. Pero... ¿quién podía ser? O lo que era peor... ¿Qué podía ser?
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
En un instante todo cesó. Su llanto acabó apagándose debido a que ya no escuchaba más voces, su mente increiblemente se había quedado en blanco. No había dolor psíquico, ni tristeza, ni ira, ni ningún otro sentimiento que pudiese perjudicar el estado de la albhed, tan sólo sentía dolor físico que se le acabaría pasando con el paso del tiempo. Mogutaro al igual que Claire también había llegado a la calma y de la nada, como si un fantasma o algo así hubiese aparecido, se oyeron unos pasos a lo lejos. Ambos allí presentes miraron hacia la puerta esperando a que alguien entrase en aquella sala, pero nadie lo hizo. La puerta sospechosamente se abrió, y de nuevo, se volvió a cerrar. Tanto Claire como su pequeño amigo se miraron y un leve escalofrío recorrió sus espaldas. Mogutaro entonces comenzó a escandalizar.
- ¡Claire, Claire, Claire! ¡Algo ha abierto la puerta! ¿Qué hacemos, kupó?
Obviamente, debido a que la joven albhed estaba amordazada no podía contestar a aquella pregunta que acababa de hacerle su compañero y ésta desesperada miró de nuevo al techo.
- "A veces me pregunto si Mogutaro utiliza el cerebro... ¿qué hacemos? ¿Me ve en condiciones de hacer algo? Esta maldita silla no me soltará nunca... si él saliese de la jaula..."
La joven entonces miró detenidamente a su amigo y comenzó a darle un intento de instrucciones a través de movimientos con la cabeza, una manera de decirle que hiciese algo él, ya que ella desde luego no podía moverse de allí. El moguri asintió con su peluda y redonda cabecita y entendió perfectamente el mensaje que quería Claire que captase. Estaba claro que los años de confianza hacían mucho. El pequeño "peluche" comenzó a empujar y dar golpes a la jaula para intentar escaparse de allí y así poder soltar a la muchacha de pelo corto, pero ¿sería capaz de salir de aquella diminuta cárcel?
- ¡Claire, Claire, Claire! ¡Algo ha abierto la puerta! ¿Qué hacemos, kupó?
Obviamente, debido a que la joven albhed estaba amordazada no podía contestar a aquella pregunta que acababa de hacerle su compañero y ésta desesperada miró de nuevo al techo.
- "A veces me pregunto si Mogutaro utiliza el cerebro... ¿qué hacemos? ¿Me ve en condiciones de hacer algo? Esta maldita silla no me soltará nunca... si él saliese de la jaula..."
La joven entonces miró detenidamente a su amigo y comenzó a darle un intento de instrucciones a través de movimientos con la cabeza, una manera de decirle que hiciese algo él, ya que ella desde luego no podía moverse de allí. El moguri asintió con su peluda y redonda cabecita y entendió perfectamente el mensaje que quería Claire que captase. Estaba claro que los años de confianza hacían mucho. El pequeño "peluche" comenzó a empujar y dar golpes a la jaula para intentar escaparse de allí y así poder soltar a la muchacha de pelo corto, pero ¿sería capaz de salir de aquella diminuta cárcel?
Última edición por Claire el Vie Oct 22, 2010 5:29 pm, editado 1 vez
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Claire notó como sus manos se soltaron de la silla poco a poco y sus tobillos también eran liberados. Algo la estaba soltando. Antes de quitarle la mordaza, una voz le habló.
-Shh... vamos a salir de aquí. No me preguntes cómo es que estoy invisible, ya te lo explicaré. No hagas ruido, por favor.
¡Era indudablemente la voz de Raynn! Sin un motivo aparente, ella ahora mismo estaba camuflada con el entorno y había ido hasta allí para liberarla. Le retiró el trozo de cinta de la boca en último lugar la ayudó a levantarse.
-Sé dónde están tus armas. ¡Ven!
-Shh... vamos a salir de aquí. No me preguntes cómo es que estoy invisible, ya te lo explicaré. No hagas ruido, por favor.
¡Era indudablemente la voz de Raynn! Sin un motivo aparente, ella ahora mismo estaba camuflada con el entorno y había ido hasta allí para liberarla. Le retiró el trozo de cinta de la boca en último lugar la ayudó a levantarse.
-Sé dónde están tus armas. ¡Ven!
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
- Esto es imposible, kupó. Soy muy pequeño para tumbar esta jaula, kupó.
- "Maldita sea... ¿Qué... qué demonios?"
Algo extraño ocurría en ese instante, la joven albhed no podía creerse lo que estaba sucediendo. De alguna manera aquellas "redes" que sostenían sus muñecas y tobillos iban perdiendo presión. Poco a poco se iban soltando como si de magia se tratase y Claire, atenta de aquel siniestro y escalofriante suceso, no podía dar nada de sí, simplemente con los ojos como platos miraba como de la nada era liberada de aquella horrible silla del dolor. Por otro lado, Mogutaro observaba también aquello ensimismado y a la vez acojonado.
- "¿Cómo es posible...?"
- Magiaaa... kupó.
- Shh... vamos a salir de aquí. No me preguntes cómo es que estoy invisible, ya te lo explicaré. No hagas ruido, por favor.
Una voz se escuchó al lado de la albhed que por un momento comenzaba a pensar que estaba perdiendo la cabeza, ¿cómo era posible que de algún modo aquel aparato para torturar le hubiese soltado solo y encima escuchase una voz? Era impensable, pero con el paso de los segundos se dió cuenta que aquella voz no era otra que la de Raynn, la muchacha desnuda a la que intentó ayudar en su celda. La mordaza entonces también fue retirada de la boca de Claire y con ayuda de la joven a la que anteriormente soltó ella, le ayudó a levantarse de la silla. La albhed entonces, de la mejor forma que pudo, comenzó a hablar con la voz entrecortada ya que por culpa de aquella maldita tortura había perdido mucha energía.
- Vienes... en el mejor momento. -comentaba sonriendo.
- Sé dónde están tus armas. ¡Ven!
- Entonces, vayamos cuanto antes. La fiesta está a punto de comenzar.
Claire se dirigió hacia la puerta para salir de allí y se paró en seco en ésta mientras escuchaba de fondo un voz aguda y de pito que se quejaba sin cesar. La muchacha entonces comenzó a reír por lo bajo, para no ser escuchada y se dió la vuelta.
- ¡Claire! Te olvidas de mí, kupó. ¡¿Cómo osas olvidarte de MÍÍÍ?!
- Perdone usted, señor Mogutaro, que despistada soy...
Claire entonces, abrió aquella diminuta jaula donde se mantenía encerrado el pequeño "peluche" y éste, como si le acabasen de amenazar, salía disparado hacia el hombro de la albhed, donde siempre se apoyaba.
- Eres un estúpido, bola de pelo. Sabes... que jamás... me olvidaría de ti. Ahora, salgamos de aquí...
- Kupo, kupóóó.
Ya todos preparados, pusieron rumbo hacia la sala donde se encontraría Claire con sus amadas armas, y ésta, como si le hablase a la pared, dijo:
- Raynn... gracias.
<<Lloyd, volveremos cuanto antes, tú mientras... cuidate>> pensó finalmente.
- "Maldita sea... ¿Qué... qué demonios?"
Algo extraño ocurría en ese instante, la joven albhed no podía creerse lo que estaba sucediendo. De alguna manera aquellas "redes" que sostenían sus muñecas y tobillos iban perdiendo presión. Poco a poco se iban soltando como si de magia se tratase y Claire, atenta de aquel siniestro y escalofriante suceso, no podía dar nada de sí, simplemente con los ojos como platos miraba como de la nada era liberada de aquella horrible silla del dolor. Por otro lado, Mogutaro observaba también aquello ensimismado y a la vez acojonado.
- "¿Cómo es posible...?"
- Magiaaa... kupó.
- Shh... vamos a salir de aquí. No me preguntes cómo es que estoy invisible, ya te lo explicaré. No hagas ruido, por favor.
Una voz se escuchó al lado de la albhed que por un momento comenzaba a pensar que estaba perdiendo la cabeza, ¿cómo era posible que de algún modo aquel aparato para torturar le hubiese soltado solo y encima escuchase una voz? Era impensable, pero con el paso de los segundos se dió cuenta que aquella voz no era otra que la de Raynn, la muchacha desnuda a la que intentó ayudar en su celda. La mordaza entonces también fue retirada de la boca de Claire y con ayuda de la joven a la que anteriormente soltó ella, le ayudó a levantarse de la silla. La albhed entonces, de la mejor forma que pudo, comenzó a hablar con la voz entrecortada ya que por culpa de aquella maldita tortura había perdido mucha energía.
- Vienes... en el mejor momento. -comentaba sonriendo.
- Sé dónde están tus armas. ¡Ven!
- Entonces, vayamos cuanto antes. La fiesta está a punto de comenzar.
Claire se dirigió hacia la puerta para salir de allí y se paró en seco en ésta mientras escuchaba de fondo un voz aguda y de pito que se quejaba sin cesar. La muchacha entonces comenzó a reír por lo bajo, para no ser escuchada y se dió la vuelta.
- ¡Claire! Te olvidas de mí, kupó. ¡¿Cómo osas olvidarte de MÍÍÍ?!
- Perdone usted, señor Mogutaro, que despistada soy...
Claire entonces, abrió aquella diminuta jaula donde se mantenía encerrado el pequeño "peluche" y éste, como si le acabasen de amenazar, salía disparado hacia el hombro de la albhed, donde siempre se apoyaba.
- Eres un estúpido, bola de pelo. Sabes... que jamás... me olvidaría de ti. Ahora, salgamos de aquí...
- Kupo, kupóóó.
Ya todos preparados, pusieron rumbo hacia la sala donde se encontraría Claire con sus amadas armas, y ésta, como si le hablase a la pared, dijo:
- Raynn... gracias.
<<Lloyd, volveremos cuanto antes, tú mientras... cuidate>> pensó finalmente.
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Una mano inapreciable para la vista agarró la muñeca de Claire para guiarla. Raynn corrió largos pasillos hacia la derecha, hasta subir a una sala que parecía que daba al exterior de aquella prisión, o al menos que dejaba pasar la luz del sol.
Cuando entró se dió cuenta de que a pesar de estar al aire libre, se encontraban a una altura de la que ni un Draconarius se salvaría de una caída. Había un punete que cruzaba aquella enorme caída al aire libre, pero solo llevaba a otra torre que parecía idéntica en el exterior a en la que ellas se encontraban. Ovimente la seguridad era muy alta.
En una esquina de aquella sala, antes de dar a la salida al aire libre, estaban las armas de Claire junto a todas sus pertenencias que le habían sido arrebatadas. Raynn sonrió a pesar de que la Albhed no la veía.
-Ahí están, ¡cógelas y salgamos de aquí!
Cuando entró se dió cuenta de que a pesar de estar al aire libre, se encontraban a una altura de la que ni un Draconarius se salvaría de una caída. Había un punete que cruzaba aquella enorme caída al aire libre, pero solo llevaba a otra torre que parecía idéntica en el exterior a en la que ellas se encontraban. Ovimente la seguridad era muy alta.
En una esquina de aquella sala, antes de dar a la salida al aire libre, estaban las armas de Claire junto a todas sus pertenencias que le habían sido arrebatadas. Raynn sonrió a pesar de que la Albhed no la veía.
-Ahí están, ¡cógelas y salgamos de aquí!
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Juntos salieron de la habitación y Claire, agarrada de la mano por algo que no veía, fue arrastrada hasta una sala que permanecía al aire libre. Aquella sala no era otra que en la que mantenían encerradas a sus queridas y preciadas armas. La sensación que tuvo al verlas no podría explicársela a nadie con simples palabras, pues jamás en sus veintidos años después de la muerte de su hermano, se había separado de éstas. La joven ensimismada, se acercó a ellas despacio, con los ojos que parecían tener un brillo único e inigualable, y una curva en sus labios que hacía mostrar lo mucho que extrañaba llevarlas encima. Mientras tanto, Raynn hablaba desde las "sombras":
- Ahí están, ¡cógelas y salgamos de aquí!
La albhed mientras, cada vez más cerca, extendía sus manos para acariciar aquel regalo que llevaba siempre consigo, las adoraba, las deseaba, amaba todo aquello. Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, tomó en mano las dos pistolas apuntando al aire, y girándolas al estilo vaquero del oeste, las guardó en sus respectivas fundas. Después cogió lentamente su bazooka, la verdad es que en una situación normal, levantarlo no le hubiese costado, pero estando como estaba, hacer aquello le parecía pesado. A pesar de eso, se colgó a Tears en la espalda y finalmente tomó sus gafas de sol que estaban en una esquina tiradas en el suelo. Claire las cogió y les sopló para quitarle el polvo y seguidamente se las puso mientras con una sonrisa decía:
- Bien, salgamos de aquí, hay alguien al que no quiero hacer esperar.
- Ahí están, ¡cógelas y salgamos de aquí!
La albhed mientras, cada vez más cerca, extendía sus manos para acariciar aquel regalo que llevaba siempre consigo, las adoraba, las deseaba, amaba todo aquello. Cuando ya estuvo lo suficientemente cerca, tomó en mano las dos pistolas apuntando al aire, y girándolas al estilo vaquero del oeste, las guardó en sus respectivas fundas. Después cogió lentamente su bazooka, la verdad es que en una situación normal, levantarlo no le hubiese costado, pero estando como estaba, hacer aquello le parecía pesado. A pesar de eso, se colgó a Tears en la espalda y finalmente tomó sus gafas de sol que estaban en una esquina tiradas en el suelo. Claire las cogió y les sopló para quitarle el polvo y seguidamente se las puso mientras con una sonrisa decía:
- Bien, salgamos de aquí, hay alguien al que no quiero hacer esperar.
Claire- Albhed Tirador
- VIT : 320
PM : 80
AF : 20
AM : 10
DF : 34
DM : 20
E : 10
R : 10
S : 5
Mensajes : 36
Fecha de inscripción : 10/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(5/100)
Límite:
(0/20)
Re: Sala de magnetismo - Último piso
Raynn siguió agarrada a Claire, para guiarla, ya que era consciente de que la Albhed no podía verle. Tiraba de ella para mostrarle el camino que ella conocía, pues la chica sí estaba despierta cuando la trajeron. Un gran fallo de Galbadia.
El rol de Claire sigue aquí.
El rol de Claire sigue aquí.
Npc- Señor del rol
- Mensajes : 296
Fecha de inscripción : 11/10/2010
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.