El lamento de Jack
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El lamento de Jack
"Oh, there's an empty place in my bones that calls out for something unknown"...
El lamento de Jack fluía a través de los auriculares y calaba hasta los huesos de la joven, que se disponía a cruzar un puente que la arrojaría de cabeza a una transitada avenida ¿O era la humedad y el frío que empezaba a hacerse notar ésa noche, lo que le vaticinaba una noche horrible?. El tumulto de gente iba y venía, de escaparate en escaparate, como un rebaño de corderitos sin pastor, atraídos por las luces y el colorido de los mismos.
-¿Dónde será esta vez, Alice?¿Dónde piensas dormir ésta noche?-pensó para sí mientras analizaba desde lejos a los corderitos, algunos de los cuales serían deslanados dentro de poco. Su mirada se cruzó con la figura del enorme edificio, un imponente hotel que según había oído, tenía muy buena fama.
-desengáñate, Alice, vas a necesitar un golpe de suerte para dormir aunque sea una noche en ése hotel-cerró el puño con rabia y trató de olvidar el dolor de espalda que sufría desde hace días por tener que dormir en cualquier parte, como una mendiga. Últimamente no había tenido una buena racha. Miró de nuevo hacia el lujoso edificio y decidió que fuera como fuera, hoy tendría una cama para dormir.
De pronto, la música se detiene y frunciendo el ceño, se da cuenta de que la batería del mp3 que portaba se ha acabado. La joven gruñe visiblemente molesta y suspira. A Trabajar.
El lamento de Jack fluía a través de los auriculares y calaba hasta los huesos de la joven, que se disponía a cruzar un puente que la arrojaría de cabeza a una transitada avenida ¿O era la humedad y el frío que empezaba a hacerse notar ésa noche, lo que le vaticinaba una noche horrible?. El tumulto de gente iba y venía, de escaparate en escaparate, como un rebaño de corderitos sin pastor, atraídos por las luces y el colorido de los mismos.
-¿Dónde será esta vez, Alice?¿Dónde piensas dormir ésta noche?-pensó para sí mientras analizaba desde lejos a los corderitos, algunos de los cuales serían deslanados dentro de poco. Su mirada se cruzó con la figura del enorme edificio, un imponente hotel que según había oído, tenía muy buena fama.
-desengáñate, Alice, vas a necesitar un golpe de suerte para dormir aunque sea una noche en ése hotel-cerró el puño con rabia y trató de olvidar el dolor de espalda que sufría desde hace días por tener que dormir en cualquier parte, como una mendiga. Últimamente no había tenido una buena racha. Miró de nuevo hacia el lujoso edificio y decidió que fuera como fuera, hoy tendría una cama para dormir.
De pronto, la música se detiene y frunciendo el ceño, se da cuenta de que la batería del mp3 que portaba se ha acabado. La joven gruñe visiblemente molesta y suspira. A Trabajar.
Última edición por Alice el Mar Oct 19, 2010 2:00 pm, editado 3 veces
Alice- Albhed Pícaro
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Éso, por niñatas
-"A Word up, everybody say, when you hear the call you've got to get it under way"- cantó bajito para distraerse mientras se disponía a perderse en el barullo de gente con paso lento y sosegado, analizaba cada rostro y cada bolsillo, cada bolso y cada mochila previsualizando cada movimiento para que todo saliera a la perfección.
Desde que el asunto con el accionista estaba congelado, había tenido que, a su pesar, recurrir al carterismo para poder ir tirando. A pesar de esto, sabía que se había encontrado en situaciones peores así que dejó de pensar en el paso anterior para centrarse exclusivamente en el paso siguiente, o lo que era lo mismo, un corrillo de súper-amigas-divinas de la muerte que recorrían la calle haciendo las típicas gilipolleces de turno. No ocultó un gesto de asco y se dirigió hacia ellas, observando que aún no habían entrado en suficientes tiendas como para cargar con una gran cantidad de bolsas y por tanto, conservarían una buena cantidad de direro que su papi les habría dado.
"Ésto va a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio" -pensó para sí la albhed, con una sonrisa.
Se colocó detrás de las tres chicas, las cuales deberían tener entre 15 y 17 años. Una de ellas tenía un bolso súperfashion de la muerte, súper ancho y sin cierre.Por tonta, ésta iba primero. Sustrajo sin dificultad alguna un monedero que guardó con una rapidez asombrosa en su bolsa, vigiló que nadie se hubiera percatado y siguió con su tarea.
Una de ellas miró hacia atrás y posó sus ojos en los de la albhed, pero se limitó a mirar distraída hacia otro lado hasta que la niña volvió a la banales conversación con sus amigas.
- ¿Os fijásteis el otro día en clase cómo la tonta de Inés se puso a preguntar cosas al profesor?¿Esque no se da cuenta que la caga cuando habla? -dijo una de ellas, bastante fea pero con pinta de putilla, de pelo claro y flequillo recto.
La albhed vió cómo ésta guardaba su móvil en una de las bolsas de ropa interior y, esperando un poco para que se olvidara de él, lo cogió también mientras las adelantaba. Apretó el paso con naturalidad y prosiguió la faena mientras la música seguía rondando por su cabeza y tarareó la canción con aire distraído.
Desde que el asunto con el accionista estaba congelado, había tenido que, a su pesar, recurrir al carterismo para poder ir tirando. A pesar de esto, sabía que se había encontrado en situaciones peores así que dejó de pensar en el paso anterior para centrarse exclusivamente en el paso siguiente, o lo que era lo mismo, un corrillo de súper-amigas-divinas de la muerte que recorrían la calle haciendo las típicas gilipolleces de turno. No ocultó un gesto de asco y se dirigió hacia ellas, observando que aún no habían entrado en suficientes tiendas como para cargar con una gran cantidad de bolsas y por tanto, conservarían una buena cantidad de direro que su papi les habría dado.
"Ésto va a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio" -pensó para sí la albhed, con una sonrisa.
Se colocó detrás de las tres chicas, las cuales deberían tener entre 15 y 17 años. Una de ellas tenía un bolso súperfashion de la muerte, súper ancho y sin cierre.Por tonta, ésta iba primero. Sustrajo sin dificultad alguna un monedero que guardó con una rapidez asombrosa en su bolsa, vigiló que nadie se hubiera percatado y siguió con su tarea.
Una de ellas miró hacia atrás y posó sus ojos en los de la albhed, pero se limitó a mirar distraída hacia otro lado hasta que la niña volvió a la banales conversación con sus amigas.
- ¿Os fijásteis el otro día en clase cómo la tonta de Inés se puso a preguntar cosas al profesor?¿Esque no se da cuenta que la caga cuando habla? -dijo una de ellas, bastante fea pero con pinta de putilla, de pelo claro y flequillo recto.
La albhed vió cómo ésta guardaba su móvil en una de las bolsas de ropa interior y, esperando un poco para que se olvidara de él, lo cogió también mientras las adelantaba. Apretó el paso con naturalidad y prosiguió la faena mientras la música seguía rondando por su cabeza y tarareó la canción con aire distraído.
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Re: El lamento de Jack
Conforme iba pasando el tiempo, la noche se hacía cada vez más pesada y viendo la albhed que su humor se veía cada vez más hastiado, comenzó a trazar unas premisas, descabelladas ideas que le llevarían a aquel maravilloso edificio.
La joven nunca se había sentido atraída por la ostentación o los lujos, pero ese hotel significaba mucho más que una simple estancia de una noche. Era algo diferente, la calma física que tanto necesitaba, era las tinieblas de los dichosos ignorantes que se paseaban en sus lujosos cochazos y vestían ropas carísimas pensado que se encontraban el la cima, que ya lo habían conseguido todo en la vida y que no necesitaban ver nada más de ella.
Decidió que ya tenía botín suficiente y se permitió el lujo de despreocuparse, de hacer como si fuera una persona más de todas aquellas que se paseaban por la concurrida avenida y respiró de aquel húmedo aire que antes le había parecido tan pesado, pero que ahora parecía traer un frescor nuevo y misterioso.
La joven nunca se había sentido atraída por la ostentación o los lujos, pero ese hotel significaba mucho más que una simple estancia de una noche. Era algo diferente, la calma física que tanto necesitaba, era las tinieblas de los dichosos ignorantes que se paseaban en sus lujosos cochazos y vestían ropas carísimas pensado que se encontraban el la cima, que ya lo habían conseguido todo en la vida y que no necesitaban ver nada más de ella.
Decidió que ya tenía botín suficiente y se permitió el lujo de despreocuparse, de hacer como si fuera una persona más de todas aquellas que se paseaban por la concurrida avenida y respiró de aquel húmedo aire que antes le había parecido tan pesado, pero que ahora parecía traer un frescor nuevo y misterioso.
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Error fatal.
<--- Pasajes anteriores
Dieron las 11 de la noche. Naosuke ya estaba preparado, lo llevaría todo a cuestas. Llevaba puesta una coraza dura pero ligera, que permitía velocidad y agilidad de movimientos, y una capucha que él llamo Furui Sheru, que llevaba un casco y telas con las que ocultaría permanentemente su rostro.
Cogió lo único que le quedaba: su guadaña, sus garras y los 200 míseros Guiles que le quedaron después de aquella estafa, y emprendió su camino, siempre oculto a la luz de las farolas, siempre por los más oscuros callejones. Iba con todo el armamento, no podía levantar sospechas, al menos mientras estuviera en las zonas públicas de Deling.
En uno de los callejones se encontró de paso con una chica, y la apartó para seguir con su camino. Error fatal. Naosuke aceleraba el paso por la sensación de ser perseguido por aquella joven de los cabellos azulados, y cuando miraba de reojo tras de sí, no veía nada, aunque seguía notando que estaba ahí. Quizá le estuviera persiguiendo, a lo mejor estaba intentando averiguar qué hacía con esa cosa alargada colgada de la espalda, y la idea no le gustaba a Naosuke.
Al respecto, actuó. Aceleró el paso hasta el punto de echar a correr. Y frenó en seco. Efectivamente, oyó cómo la chica frenaba a la misma vez. Volvió atrás y miró en las esquinas de los otros callejones. Quedó inmóvil durante unos instantes, y decidió buscarla por el callejón que daba a la derecha. Tuvo que mirar arriba y fijar la vista para alcanzar a ver a la chica, que se colgó de la hiedra que salía de la ventana de un segundo piso, pretendiendo el camuflaje. Aquella no era una chica normal: ¿Qué chica normal es capaz de trepar silenciosamente y en tan poco tiempo a aquella altura?
-Baja de ahí, o me veré obligado a bajarte personalmente. Tengo un problema contigo. - esperó a que la chica bajase, y cuando lo hizo rebotando de un salto a la pared y realizando una caída limpia, Naosuke añadió - ¿Por qué me sigues?
Dieron las 11 de la noche. Naosuke ya estaba preparado, lo llevaría todo a cuestas. Llevaba puesta una coraza dura pero ligera, que permitía velocidad y agilidad de movimientos, y una capucha que él llamo Furui Sheru, que llevaba un casco y telas con las que ocultaría permanentemente su rostro.
Cogió lo único que le quedaba: su guadaña, sus garras y los 200 míseros Guiles que le quedaron después de aquella estafa, y emprendió su camino, siempre oculto a la luz de las farolas, siempre por los más oscuros callejones. Iba con todo el armamento, no podía levantar sospechas, al menos mientras estuviera en las zonas públicas de Deling.
En uno de los callejones se encontró de paso con una chica, y la apartó para seguir con su camino. Error fatal. Naosuke aceleraba el paso por la sensación de ser perseguido por aquella joven de los cabellos azulados, y cuando miraba de reojo tras de sí, no veía nada, aunque seguía notando que estaba ahí. Quizá le estuviera persiguiendo, a lo mejor estaba intentando averiguar qué hacía con esa cosa alargada colgada de la espalda, y la idea no le gustaba a Naosuke.
Al respecto, actuó. Aceleró el paso hasta el punto de echar a correr. Y frenó en seco. Efectivamente, oyó cómo la chica frenaba a la misma vez. Volvió atrás y miró en las esquinas de los otros callejones. Quedó inmóvil durante unos instantes, y decidió buscarla por el callejón que daba a la derecha. Tuvo que mirar arriba y fijar la vista para alcanzar a ver a la chica, que se colgó de la hiedra que salía de la ventana de un segundo piso, pretendiendo el camuflaje. Aquella no era una chica normal: ¿Qué chica normal es capaz de trepar silenciosamente y en tan poco tiempo a aquella altura?
-Baja de ahí, o me veré obligado a bajarte personalmente. Tengo un problema contigo. - esperó a que la chica bajase, y cuando lo hizo rebotando de un salto a la pared y realizando una caída limpia, Naosuke añadió - ¿Por qué me sigues?
Naosuke- Humano Pícaro
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Re: El lamento de Jack
Las calles se iban estrechando a medida que sus pasos la guiaban hacia las callejuelas. No le prestaba demasiada atención a los detalles de su alrededor mientras se iba perdiendo entre aquel laberinto, hasta que un pequeño destello de luz proveniente de una de las bocacalles captó su atención. Decidió investigar y se adentró en la callejuela.
No vió nada fuera de lo normal hasta que vislumbró una sombra negra a sus espaldas.
De repente, y sin demasiado tiempo a reaccionar, sintió un empujón algo brusco que le apartó del camino de "aquella sombra". Era un hombre, fornido, cubierto por unos ropajes negros que ocultaban su rostro. Visiblemente molesta, decidió dar media vuelta y seguir con su agradable paseo cuando algo le impidió darle la espalda al extraño, que seguía atravesando la angosta callejuela con paso firme.
La curiosidad por este misterioso hombre prendió una chispa y comenzó a preguntarse el porqué de su ropa, su actitud tan...ruda, pero con un paso plomizo y triste, porqué ocultaría su rostro...
Otro destello de luz captó su mirada y se dió cuenta de que provenía de una enorma guadaña que aquel individuo portaba a las espealdas.¡Una guadaña!
La intriga le venció y empezó a seguirle despacio, usando todas sus artes de sutileza, carcomida por la singularidad aquel forastero.
Él deceleró casi imperceptiblemente, lo que significó que sabía que la joven albhed lo estaba espiando, pero ¿Cómo era posible? Siempre había sido tan sigilosa como un felino.
Le alarmó el hecho de que el individuo comenzó a darse la vuelta y como un rayo, la albhed trepó por una hiedra adherida al muro de un edificio cercano y subió rápidamente hasta llegar a una ventana en el segundo piso, donde las sombras fundidas con la oscuridad de la noche la protegerían mejor.
Efectivamente, se dió la vuelta en un principio confundido, sin saber hacia donde mirar. La chica sonrió aliviada, pero su sonrisa desapareció en un segundo cuando el hombre miró hacia arriba, justo donde Alice estaba encaramada.
-¡Seanty!(¡Mierda!)-pensó la albhed.
-Baja de ahí, o me veré obligado a bajarte personalmente. Tengo un problema contigo.-dijo el extraño, a lo que los músculos de la joven se tensaron y su respiración se entrecortó. Entonces, la albhed se sintió repentinamente tentada por entablar una conversación con aquel intrigante desconocido. Decidió bajar y, descolgándose, saltó hacia la pared del edificio que estaba enfrente, viendo que era una distancia bastante corta por lo angosto del callejón, y cayó al suelo repartiendo la inercia entre sus rodillas y sus codos. Era un truco bastante útil que había aprendido hace unos años.
Se irguió y se plantó frente al hombre, al cual sólo se le veían los ojos, unos ojos verde claro que la bloquearon por un segundo, pero su voz suave y porfunda pronunció de nuevo:
-¿Porqué me sigues?
¿Qué iba a decir? "Oh, es que me gusta tu guadaña". Buscó mejores excusas que no la dejaran por idiota, que era como se sentía, pero los segundos pasaban y no sabía qué decir.
- No te sigo a tí, sigo a tu guadaña.-No era mucho más inteligente que lo primero, pero hacía más honor a la verdad ya que en realidad había empezado a seguir aquel destello metálico del arma.
No vió nada fuera de lo normal hasta que vislumbró una sombra negra a sus espaldas.
De repente, y sin demasiado tiempo a reaccionar, sintió un empujón algo brusco que le apartó del camino de "aquella sombra". Era un hombre, fornido, cubierto por unos ropajes negros que ocultaban su rostro. Visiblemente molesta, decidió dar media vuelta y seguir con su agradable paseo cuando algo le impidió darle la espalda al extraño, que seguía atravesando la angosta callejuela con paso firme.
La curiosidad por este misterioso hombre prendió una chispa y comenzó a preguntarse el porqué de su ropa, su actitud tan...ruda, pero con un paso plomizo y triste, porqué ocultaría su rostro...
Otro destello de luz captó su mirada y se dió cuenta de que provenía de una enorma guadaña que aquel individuo portaba a las espealdas.¡Una guadaña!
La intriga le venció y empezó a seguirle despacio, usando todas sus artes de sutileza, carcomida por la singularidad aquel forastero.
Él deceleró casi imperceptiblemente, lo que significó que sabía que la joven albhed lo estaba espiando, pero ¿Cómo era posible? Siempre había sido tan sigilosa como un felino.
Le alarmó el hecho de que el individuo comenzó a darse la vuelta y como un rayo, la albhed trepó por una hiedra adherida al muro de un edificio cercano y subió rápidamente hasta llegar a una ventana en el segundo piso, donde las sombras fundidas con la oscuridad de la noche la protegerían mejor.
Efectivamente, se dió la vuelta en un principio confundido, sin saber hacia donde mirar. La chica sonrió aliviada, pero su sonrisa desapareció en un segundo cuando el hombre miró hacia arriba, justo donde Alice estaba encaramada.
-¡Seanty!(¡Mierda!)-pensó la albhed.
-Baja de ahí, o me veré obligado a bajarte personalmente. Tengo un problema contigo.-dijo el extraño, a lo que los músculos de la joven se tensaron y su respiración se entrecortó. Entonces, la albhed se sintió repentinamente tentada por entablar una conversación con aquel intrigante desconocido. Decidió bajar y, descolgándose, saltó hacia la pared del edificio que estaba enfrente, viendo que era una distancia bastante corta por lo angosto del callejón, y cayó al suelo repartiendo la inercia entre sus rodillas y sus codos. Era un truco bastante útil que había aprendido hace unos años.
Se irguió y se plantó frente al hombre, al cual sólo se le veían los ojos, unos ojos verde claro que la bloquearon por un segundo, pero su voz suave y porfunda pronunció de nuevo:
-¿Porqué me sigues?
¿Qué iba a decir? "Oh, es que me gusta tu guadaña". Buscó mejores excusas que no la dejaran por idiota, que era como se sentía, pero los segundos pasaban y no sabía qué decir.
- No te sigo a tí, sigo a tu guadaña.-No era mucho más inteligente que lo primero, pero hacía más honor a la verdad ya que en realidad había empezado a seguir aquel destello metálico del arma.
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Mi tesoro, ni mirarlo.
-¿Esto? Aparta la vista de ello y ve olvidándote de ella, no la volverás a ver. - respondió Naosuke, con un marcado tono de enfado. En absoluto se sentía cómodo con la presencia de aquella chica. Era un tanto extraño. Se sentía asaltado, y eso no le gustaba para nada. - Seguiré con mi paso y haré como que no te he visto. - pero realmente, no lo haría.
Prosiguió su paso, y volvió a notar la misma sensación de persecución de antes.
-¿Cómo te llamas?
Prosiguió su paso, y volvió a notar la misma sensación de persecución de antes.
-¿Cómo te llamas?
No sería tan fácil librarse de ella.
Naosuke- Humano Pícaro
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Re: El lamento de Jack
-¿Esto? Aparta la vista de ello y ve olvidándote de ella, no la volverás a ver.-respondió el joven, visiblemente enfadado, aunque la chica desconocía el motivo por el que había saltado tan a la defensiva, pero pensó en ser más cautelosa con un tipo que portaba una guadaña y le restó importancia.- Seguiré con mi paso y haré como que no te he visto.
Cuando dijo ésto, un extraño sentimiento la recorrió por la columna y trató por todos los medios de ocultar esa microexpresión dolida, pero, como siempre había sido habutual en ella, no pudo.
El joven se dió la vuelta y se dispuso a proseguir su camino, pero tan sólo había dado un par de pasos cuando preguntó retóricamente.
-¿Cómo te llamas?
Alice se dió cuenta de que, sin quererlo, había comenzado a andar a la par que el joven y le volvía a seguir, así que, aprovechando aquella pregunta, respondió con la mayor naturalodad posible.
-Alice. Alice Crawford-
Cuando dijo ésto, un extraño sentimiento la recorrió por la columna y trató por todos los medios de ocultar esa microexpresión dolida, pero, como siempre había sido habutual en ella, no pudo.
El joven se dió la vuelta y se dispuso a proseguir su camino, pero tan sólo había dado un par de pasos cuando preguntó retóricamente.
-¿Cómo te llamas?
Alice se dió cuenta de que, sin quererlo, había comenzado a andar a la par que el joven y le volvía a seguir, así que, aprovechando aquella pregunta, respondió con la mayor naturalodad posible.
-Alice. Alice Crawford-
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"Alice. Alice Crawford."
La joven le reveló su nombre. Resulta que se llamaba Alice Crawford.
-Alice Crawford... bien. - y continuó su camino.
Naosuke pareció más tranquilo conociendo su nombre, y siguió caminando hasta la desembocadura del callejón en una calle ancha, aunque escasa en iluminación. Ya despreocupado por la chica que tanto se interesó por su nueva arma, anduvo por la calle hasta que vio un escaparate que llamó su atención.
Se trataba de una simple confitería, en la que habían expuestos unos pasteles que se veían bastante apetitosos. Naosuke empezó a notar cómo su estómago comenzaba a necesitar combustible. Por desgracia, las tiendas no están abiertas normalmente a la una de la mañana.
En tanto que se dio la vuelta volvió a topar con la misma joven. Esta vez tendría que decirle algo. Ya no podía ser simple curiosidad la razón por la que le seguía a todas partes.
-Te veo un poco perdido. ¿No tienes donde caerte muerto? - preguntó Alice, con un tono un tanto despreocupado.
-Para ser sinceros, puedo decirte que no sé a dónde voy a ir. Quizá pase la noche dando vueltas por la zona, o pare a descansar en algún callejón. - realizó una breve pausa, suspiró y añadió: - ¿Y a ti te está resultando agradable el paseo?
Al oír esto, la joven se apartó de repente para proseguir con su camino. Naosuke sintió que había dicho algo que no debería haber dicho.
-Lo siento. Por lo que veo supongo que estarás en la misma situación que yo. - y Alice paró en seco, y lo confirmó asintiendo con la cabeza.
Ella siguió caminando, y Naosuke se le adelantó con un paso acelerado, como si quisiera llegar antes que ella al mismo sitio. Ella le siguió sin perderle de vista, hasta que él se sentó en una esquina de un callejón, y ella se sentó seguidamente a su lado.
En ese mismo instante, Naosuke tuvo un presentimiento. Aunque la forma en la que la conoció fue un tanto extraña, Alice podría ser de gran ayuda. De hecho, lo sería.
-Me llamo Naosuke Sakumaa. Simplemente llámame por mi nombre.
-Alice Crawford... bien. - y continuó su camino.
Naosuke pareció más tranquilo conociendo su nombre, y siguió caminando hasta la desembocadura del callejón en una calle ancha, aunque escasa en iluminación. Ya despreocupado por la chica que tanto se interesó por su nueva arma, anduvo por la calle hasta que vio un escaparate que llamó su atención.
Se trataba de una simple confitería, en la que habían expuestos unos pasteles que se veían bastante apetitosos. Naosuke empezó a notar cómo su estómago comenzaba a necesitar combustible. Por desgracia, las tiendas no están abiertas normalmente a la una de la mañana.
En tanto que se dio la vuelta volvió a topar con la misma joven. Esta vez tendría que decirle algo. Ya no podía ser simple curiosidad la razón por la que le seguía a todas partes.
-Te veo un poco perdido. ¿No tienes donde caerte muerto? - preguntó Alice, con un tono un tanto despreocupado.
-Para ser sinceros, puedo decirte que no sé a dónde voy a ir. Quizá pase la noche dando vueltas por la zona, o pare a descansar en algún callejón. - realizó una breve pausa, suspiró y añadió: - ¿Y a ti te está resultando agradable el paseo?
Al oír esto, la joven se apartó de repente para proseguir con su camino. Naosuke sintió que había dicho algo que no debería haber dicho.
-Lo siento. Por lo que veo supongo que estarás en la misma situación que yo. - y Alice paró en seco, y lo confirmó asintiendo con la cabeza.
Ella siguió caminando, y Naosuke se le adelantó con un paso acelerado, como si quisiera llegar antes que ella al mismo sitio. Ella le siguió sin perderle de vista, hasta que él se sentó en una esquina de un callejón, y ella se sentó seguidamente a su lado.
En ese mismo instante, Naosuke tuvo un presentimiento. Aunque la forma en la que la conoció fue un tanto extraña, Alice podría ser de gran ayuda. De hecho, lo sería.
-Me llamo Naosuke Sakumaa. Simplemente llámame por mi nombre.
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Re: El lamento de Jack
El joven repitió su nombre y fue realmente molesto darse cuanta de lo bien que sonaba, si lo decía
Él comenzó a andar de nuevo con un aire más tranquilo, como si simplemente pudiera ignorarla y siguió andando hasta salir de aquella angosta calle.
-"No puede ser que...¿ya está?¿Me pregunta por mi nombre y se va? No puede ser tan cabrón"-pensó, realmente molesta y volvió a seguirle hasta llegar a una confitería. El chico se paró frente al escaparate y en respuesta a su ávida mirada, un rugido llegó a los oídos de la albhed. No pudo más que sonreír mientras el joven se giraba hacia ella y le miraba con gesto pensativo.
-Te veo un poco perdido. ¿No tienes donde caerte muerto? -Se le ocurrió que tal vez podría usa el botín de esta noche para conseguir algo de comer, o simplemente, tramar un pequeño hurto que les resolviera la noche. Seguidamente pensó en darse una bofetada por gilipollas.-"Ni siquiera sé si es de fiar y ¿estoy pensando en invitarle a algo?"
-Para ser sinceros, puedo decirte que no sé a dónde voy a ir. Quizá pase la noche dando vueltas por la zona, o pare a descansar en algún callejón.-suspiró como hastiado y añadió, con lo que pareció un tono irónico- ¿Y a ti te está resultando agradable el paseo?
-"REZU TA...( HIJO DE...)" -Ese tono le repugnó bastante, teniendo en cuenta que había tratado de ser lo más simpática posible para poder descubrir más cosas de él y, con aire enojado, se dió la vuelta y echó a andar por la calle, cada vez menos transitada debido a las altas horas de la noche
-Lo siento.- se disculpó, lo que la hizo parar en seco.- Por lo que veo supongo que estarás en la misma situación que yo.
Asintió ligeramente, aunque no le hacía gracia reconocerlo, ya que hubo una gloriosa época en la que dió unos grandes golpes en diferentes bancos de la capital. Bajar desde el capitel a la basa es algo que no se digiere fácilmente. Siguió caminando para tratar de recoger la poca dignidad que le quedaba y se preguntaba una y otra vez, cómo era posible que se estuviera comportando de aquella manera. La albhed jamás había sido simpática a no ser que fuera estrictamente necesario, para ello era una buena actriz, y hacía tiempo que no sabía nada de algún que otro amigo que conocía a través de sus triquiyuelas.
El joven aceleró el paso para ponerse a la par que ella y adelantarla, dirigiéndola hacia la esquina de otro callejón. Se sentó en el suelo, apoyado en la pared del edificio y con una mirada invitó a la joven a sentarse. A su lado. Alice dubitó por un segundo, pero aquel individuo le parecía tan contradictorio y fascinante, que se posó con naturalidad a su lado, pero respetando un cierto espacio personal que mantenía siempre con cualquier persona que conocía. Parecía una de esas personas con una historia realmente interesante a sus espaldas.
Entonces tuvo un presentimiento, a pesar de lo singular de la situación en la que se habían conocido, creyó vislumbrar que éste sería una persona con un gran papel en su vida. De hecho, lo sería.
-Me llamo Naosuke Sakumaa. Simplemente llámame por mi nombre .- le dijo.
-Naosuke eh...Dime, si no es indiscreción ¿Tan feo eres que tienes que taparte la cara? -le dijo con una sonrisa y un tono divertido que salía cada vez con más naturalidad.
Él comenzó a andar de nuevo con un aire más tranquilo, como si simplemente pudiera ignorarla y siguió andando hasta salir de aquella angosta calle.
-"No puede ser que...¿ya está?¿Me pregunta por mi nombre y se va? No puede ser tan cabrón"-pensó, realmente molesta y volvió a seguirle hasta llegar a una confitería. El chico se paró frente al escaparate y en respuesta a su ávida mirada, un rugido llegó a los oídos de la albhed. No pudo más que sonreír mientras el joven se giraba hacia ella y le miraba con gesto pensativo.
-Te veo un poco perdido. ¿No tienes donde caerte muerto? -Se le ocurrió que tal vez podría usa el botín de esta noche para conseguir algo de comer, o simplemente, tramar un pequeño hurto que les resolviera la noche. Seguidamente pensó en darse una bofetada por gilipollas.-"Ni siquiera sé si es de fiar y ¿estoy pensando en invitarle a algo?"
-Para ser sinceros, puedo decirte que no sé a dónde voy a ir. Quizá pase la noche dando vueltas por la zona, o pare a descansar en algún callejón.-suspiró como hastiado y añadió, con lo que pareció un tono irónico- ¿Y a ti te está resultando agradable el paseo?
-"REZU TA...( HIJO DE...)" -Ese tono le repugnó bastante, teniendo en cuenta que había tratado de ser lo más simpática posible para poder descubrir más cosas de él y, con aire enojado, se dió la vuelta y echó a andar por la calle, cada vez menos transitada debido a las altas horas de la noche
-Lo siento.- se disculpó, lo que la hizo parar en seco.- Por lo que veo supongo que estarás en la misma situación que yo.
Asintió ligeramente, aunque no le hacía gracia reconocerlo, ya que hubo una gloriosa época en la que dió unos grandes golpes en diferentes bancos de la capital. Bajar desde el capitel a la basa es algo que no se digiere fácilmente. Siguió caminando para tratar de recoger la poca dignidad que le quedaba y se preguntaba una y otra vez, cómo era posible que se estuviera comportando de aquella manera. La albhed jamás había sido simpática a no ser que fuera estrictamente necesario, para ello era una buena actriz, y hacía tiempo que no sabía nada de algún que otro amigo que conocía a través de sus triquiyuelas.
El joven aceleró el paso para ponerse a la par que ella y adelantarla, dirigiéndola hacia la esquina de otro callejón. Se sentó en el suelo, apoyado en la pared del edificio y con una mirada invitó a la joven a sentarse. A su lado. Alice dubitó por un segundo, pero aquel individuo le parecía tan contradictorio y fascinante, que se posó con naturalidad a su lado, pero respetando un cierto espacio personal que mantenía siempre con cualquier persona que conocía. Parecía una de esas personas con una historia realmente interesante a sus espaldas.
Entonces tuvo un presentimiento, a pesar de lo singular de la situación en la que se habían conocido, creyó vislumbrar que éste sería una persona con un gran papel en su vida. De hecho, lo sería.
-Me llamo Naosuke Sakumaa. Simplemente llámame por mi nombre .- le dijo.
-Naosuke eh...Dime, si no es indiscreción ¿Tan feo eres que tienes que taparte la cara? -le dijo con una sonrisa y un tono divertido que salía cada vez con más naturalidad.
Alice- Albhed Pícaro
- VIT : 300
PM : 100
AF : 15
AM : 10
DF : 29
DM : 20
E : 15
R : 15
S : 5
Mensajes : 22
Fecha de inscripción : 16/10/2010
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(0/100)
Límite:
(0/20)
Vaya, ha salido bromista la chica.
-Puede que sí. - rió levemente. - No esperes que algún día te muestre mi rostro, no tengas esperanzas.
Y un silencio repentino inundó el ambiente. No quiso dar más explicaciones, no le contó la razón por la que ocultaría su rostro, aunque sabía que tal y como iba la cosa, acabaría contándoselo algún día.
-¿Piensas pasar aquí toda la noche? - preguntó Naosuke, aún sabiendo que ella no pensaba pasar ahí la noche.
-No. Si te soy sincera, pensaba pasar la noche en ese hotel de ahí. No tiene mala pinta.
-Desde luego que no, sólo de verlo ya se sabe que una noche ahí puede resultar un tanto cara. - respondió Naosuke, con ánimo de sonsacarle sus intenciones de colarse. Era muy obvio.
-De hecho, no tengo con qué pagar. Lo suyo sería colarse, pero a lo mejor sola no puedo. - dijo entonces Alice, y por el tono en el que lo hizo, Naosuke interpretó aquello como una petición. Así que se ofreció:
-¿Y podrías con mi ayuda? Puedes estar segura de que en una habitación de esas cabemos dos, y un servidor tampoco sabe dónde pasar la noche - y a ambos se les iluminó el rostro.
Se levantaron del lugar y fueron a rodear el hotel, en busca de alguna entrada fácil, pero colarse no iba a ser tan fácil como creían. Quizá la única manera de colarse sería encontrar una habitación desocupada y entrar por la ventana. Naosuke sabía por su parte que podría trepar hasta arriba del todo, pero no estaba tan seguro de las capacidades de Alice, a pesar de la increíble presentación que hizo con aquella caída perfecta. Al fin y al cabo, era lo único que le había visto hacer.
-¿Crees que serías capaz de trepar hasta una ventana?
Ella se echó a reír, y comenzó a trepar rápidamente hasta llegar al tejado del edificio de al lado, para desde ahí estudiar la situación y ver por dónde se colarían. Naosuke dejó de dudar de las capacidades de Alice, y demostró que ella tampoco tenía por qué dudar de las suyas trepando rebotando con las paredes. Alice le miró con los ojos entrecerrados y enarcó una ceja, como si le estuviera retando. Encontraron finalmente una ventana que tenía una persiana a medio abrir, por lo que se podría forzar para abrirla y abrir la ventana desde fuera. Así, Alice indicaría los pasos a seguir:
-Escucha, vas a saltar tú primero, pero te quedarás en la ventana de abajo para servirme de apoyo. Luego saltaré yo, y mientras yo fuerzo la persiana y la ventana tú me sujetas, ¿entendido?
-Es mucho más fácil que todo eso. - aceptó de esa manera el reto que Alice había propuesto antes con ese gesto. - Observa y aprende.
Naosuke cogió las garras, se las puso y saltó hacia la ventana. Para sujetarse, utilizó las armas, clavándolas en la pared. Así, soltaría una y se posaría en el alféizar de la ventana para forzar la improvisada entrada. Dejó la ventana abierta de par en par, e invitó a Alice a entrar:
-Las damas primero.
Y un silencio repentino inundó el ambiente. No quiso dar más explicaciones, no le contó la razón por la que ocultaría su rostro, aunque sabía que tal y como iba la cosa, acabaría contándoselo algún día.
-¿Piensas pasar aquí toda la noche? - preguntó Naosuke, aún sabiendo que ella no pensaba pasar ahí la noche.
-No. Si te soy sincera, pensaba pasar la noche en ese hotel de ahí. No tiene mala pinta.
-Desde luego que no, sólo de verlo ya se sabe que una noche ahí puede resultar un tanto cara. - respondió Naosuke, con ánimo de sonsacarle sus intenciones de colarse. Era muy obvio.
-De hecho, no tengo con qué pagar. Lo suyo sería colarse, pero a lo mejor sola no puedo. - dijo entonces Alice, y por el tono en el que lo hizo, Naosuke interpretó aquello como una petición. Así que se ofreció:
-¿Y podrías con mi ayuda? Puedes estar segura de que en una habitación de esas cabemos dos, y un servidor tampoco sabe dónde pasar la noche - y a ambos se les iluminó el rostro.
Se levantaron del lugar y fueron a rodear el hotel, en busca de alguna entrada fácil, pero colarse no iba a ser tan fácil como creían. Quizá la única manera de colarse sería encontrar una habitación desocupada y entrar por la ventana. Naosuke sabía por su parte que podría trepar hasta arriba del todo, pero no estaba tan seguro de las capacidades de Alice, a pesar de la increíble presentación que hizo con aquella caída perfecta. Al fin y al cabo, era lo único que le había visto hacer.
-¿Crees que serías capaz de trepar hasta una ventana?
Ella se echó a reír, y comenzó a trepar rápidamente hasta llegar al tejado del edificio de al lado, para desde ahí estudiar la situación y ver por dónde se colarían. Naosuke dejó de dudar de las capacidades de Alice, y demostró que ella tampoco tenía por qué dudar de las suyas trepando rebotando con las paredes. Alice le miró con los ojos entrecerrados y enarcó una ceja, como si le estuviera retando. Encontraron finalmente una ventana que tenía una persiana a medio abrir, por lo que se podría forzar para abrirla y abrir la ventana desde fuera. Así, Alice indicaría los pasos a seguir:
-Escucha, vas a saltar tú primero, pero te quedarás en la ventana de abajo para servirme de apoyo. Luego saltaré yo, y mientras yo fuerzo la persiana y la ventana tú me sujetas, ¿entendido?
-Es mucho más fácil que todo eso. - aceptó de esa manera el reto que Alice había propuesto antes con ese gesto. - Observa y aprende.
Naosuke cogió las garras, se las puso y saltó hacia la ventana. Para sujetarse, utilizó las armas, clavándolas en la pared. Así, soltaría una y se posaría en el alféizar de la ventana para forzar la improvisada entrada. Dejó la ventana abierta de par en par, e invitó a Alice a entrar:
-Las damas primero.
Naosuke- Humano Pícaro
- VIT : 250
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AF : 20
AM : 10
DF : 24
DM : 15
E : 15
R : 20
S : 5
Mensajes : 25
Fecha de inscripción : 17/10/2010
Edad : 42
Localización : Antiguo Brendel.
Ficha de personaje
Nivel: 1
Experiencia:
(0/100)
Límite:
(0/20)
Re: El lamento de Jack
Le dedicó un gesto socarrón al joven y saltó desde el edificio de enfrente hacia la ventana donde estaba apoyado Naosuke, con una mirada concentrada y calculadora puesta en la pequeña baranda decorativa que tenían los alféizares. Al parecer los cálculos no fueron del todo correctos y se resbaló sin tiempo a sujetarse a la barandilla por milímetros.
-¡Alice!-exclamó el joven con una expresión de pánico en sus ojos, a la vez que sujetaba por los pelos a la chica del brazo.
Así quedó colgada durante unos segundos en los que el corazón se le aceleró tanto que los latidos se fundieron uno con otro, consiguiendo apoyar los pies en la pared aunque no pudo apartar la vista de aquellos ojos verdes llenos de alarma, que sujetaron su vida más fuertemente que su mano. De pronto, comenzó a descojonarse mientras subía apoyada en el fuerte brazo de Naosuke y los espacios entre ladrillo y ladrillo del muro del hotel.
-Te lo has creído ehh-dijo mientras seguía riéndose ya colgada de la barandilla, y miró al interior de la habitación esperando no encontrar a nadie dentro de ella.
-Ya podías haber tenido más cuidado-inquirió con voz molesta. La albhed notó un suspiro de alivio a la vez que él tomaba una de las manos de la joven para ayudarla a entrar por la ventana.
Ésta enarcó una ceja dando a entender que no necesitaba ayuda en absoluto, pero Naosuke respondió con simplicidad
-Por si acaso
Finalmente, atravesaron la ventana y entraron en la habitación, cerrándola a su paso. Lo primero que la albhed hizo, fue acercarse a la puerta y comprobar que no había nadie en el pasillo, a lo que le hizo un gesto de silencio a Naosuke. Pocos segundos después, se dirigió a la cama y se dejó caer en ella, suspirando con una sonrisa en la cara.
-¡Alice!-exclamó el joven con una expresión de pánico en sus ojos, a la vez que sujetaba por los pelos a la chica del brazo.
Así quedó colgada durante unos segundos en los que el corazón se le aceleró tanto que los latidos se fundieron uno con otro, consiguiendo apoyar los pies en la pared aunque no pudo apartar la vista de aquellos ojos verdes llenos de alarma, que sujetaron su vida más fuertemente que su mano. De pronto, comenzó a descojonarse mientras subía apoyada en el fuerte brazo de Naosuke y los espacios entre ladrillo y ladrillo del muro del hotel.
-Te lo has creído ehh-dijo mientras seguía riéndose ya colgada de la barandilla, y miró al interior de la habitación esperando no encontrar a nadie dentro de ella.
-Ya podías haber tenido más cuidado-inquirió con voz molesta. La albhed notó un suspiro de alivio a la vez que él tomaba una de las manos de la joven para ayudarla a entrar por la ventana.
Ésta enarcó una ceja dando a entender que no necesitaba ayuda en absoluto, pero Naosuke respondió con simplicidad
-Por si acaso
Finalmente, atravesaron la ventana y entraron en la habitación, cerrándola a su paso. Lo primero que la albhed hizo, fue acercarse a la puerta y comprobar que no había nadie en el pasillo, a lo que le hizo un gesto de silencio a Naosuke. Pocos segundos después, se dirigió a la cama y se dejó caer en ella, suspirando con una sonrisa en la cara.
Alice- Albhed Pícaro
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Ficha de personaje
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Experiencia:
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Límite:
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Naosuke- Humano Pícaro
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Final Paradise :: :: Deling :: Calles comerciales
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