El Gran Desfile de la Bruja.
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Adler
Lloyd
Npc
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Final Paradise :: :: Deling
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El Gran Desfile de la Bruja.
El rol de Adler y Lloyd viene de aquí.
Las calles estaban completamente abarrotadas de gente y la seguridad, como no, era altísima. No tenían mucho tiempo para empezar.
Las calles estaban completamente abarrotadas de gente y la seguridad, como no, era altísima. No tenían mucho tiempo para empezar.
Npc- Señor del rol
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Habían estado medio día caminando, y el cielo ya empezaba a tornarse negro como el azabache. Lloyd era consciente del día en el que se encontraban, y de cual era su papel en aquella situación. Se acercó a la entrada de la ciudad de Deling, acompañado de su ahora "nuevo amigo" Adler, y observó con absoluto detenimiento cada uno de los rincones del lugar. La vigilancia era altísima, y eso podía notarse incluso aún desde fuera de la ciudad, en la misma carretera principal que marcaba la salida o entrada a ésta.
- Hay guardias por todas partes. No dejes tus armas a la vista.
Escondió la pistola y la espada en su lugar correspondiente. El envoltorio de su arma era discreto, el cual colgó a su espalda y cubrió con la chaqueta. Seguidamente, se adentró en la zona y se sumergió, junto con el genómido, entre la enorme multitud de personas que llenaban las calles de Deling, sin ser detectados por los guardias principales. La gigantesca aglomeración los podía camuflar mientras avanzaban con pasos entorpecidos por el gentío ocasionado. Era un lastre ir tan lentos, pero así pasarían despercibidos casi seguro. Sin duda, era un evento que muchísimas personas esperaban. No recordaba haber visto tanta gente junta en mucho tiempo.
Lloyd y Adler fueron abriéndose paso poco a poco, hasta que tras una larga media hora, lograron llegar al centro de la ciudad; la plaza principal que daba con el Arco del Triunfo en una de sus salidas, las residencias en otra, y las calles comerciales en la última. Finalmente, observaron un enorme recinto frente a ellos, un edificio decorado a modo de escenario, de espectaculares dimensiones y donde muchos parecían fijarse. Alrededor de dicha estructura se levantaba una impresionante verja metálica, con dos portones que se mantenían cerrados con fuertes cadenas y un buen puñado de soldados custodiándolos. Frente a éstos, un largo camino que se mantenía libre, posiblemente por donde desfilaría algún tipo de artefacto o una serie de personas.
- Es gracioso que, una vez aquí, no sepa dónde buscarla. Aunque ese sitio es una posibilidad.
Señaló con la cabeza para no llamar la atención, refiriéndose a aquel lugar tan grande como objetivo, pues pensaba que si en algún lugar se encontraba Claire, sería allí. Habló lo justo para ser escuchado por su compatriota, había que levantar un poco la voz debido al enorme jaleo que se mantenía presente en la plaza. Seguidamente de decir aquello miró, otra vez, el edificio.
- No tengo datos sobre su paradero. Sólo me dijeron que estaría aquí el día del desfile. Nada más.
Se cruzó de brazos y continuó mirando entre todo el cúmulo de personas a aquel recinto. Sabía que entrar sería imposible. Estaba custodiado a las mil maravillas.
- Esperemos a que ocurra algo. -sentenció, dando por seguro que el desfile comenzaría en breve.
Había llegado demasiado lejos. Ahora no podían fallar, pues si algo era importante para él, era llevar a Claire de vuelta a casa. Y lo daría todo por conseguirlo.
- Hay guardias por todas partes. No dejes tus armas a la vista.
Escondió la pistola y la espada en su lugar correspondiente. El envoltorio de su arma era discreto, el cual colgó a su espalda y cubrió con la chaqueta. Seguidamente, se adentró en la zona y se sumergió, junto con el genómido, entre la enorme multitud de personas que llenaban las calles de Deling, sin ser detectados por los guardias principales. La gigantesca aglomeración los podía camuflar mientras avanzaban con pasos entorpecidos por el gentío ocasionado. Era un lastre ir tan lentos, pero así pasarían despercibidos casi seguro. Sin duda, era un evento que muchísimas personas esperaban. No recordaba haber visto tanta gente junta en mucho tiempo.
Lloyd y Adler fueron abriéndose paso poco a poco, hasta que tras una larga media hora, lograron llegar al centro de la ciudad; la plaza principal que daba con el Arco del Triunfo en una de sus salidas, las residencias en otra, y las calles comerciales en la última. Finalmente, observaron un enorme recinto frente a ellos, un edificio decorado a modo de escenario, de espectaculares dimensiones y donde muchos parecían fijarse. Alrededor de dicha estructura se levantaba una impresionante verja metálica, con dos portones que se mantenían cerrados con fuertes cadenas y un buen puñado de soldados custodiándolos. Frente a éstos, un largo camino que se mantenía libre, posiblemente por donde desfilaría algún tipo de artefacto o una serie de personas.
- Es gracioso que, una vez aquí, no sepa dónde buscarla. Aunque ese sitio es una posibilidad.
Señaló con la cabeza para no llamar la atención, refiriéndose a aquel lugar tan grande como objetivo, pues pensaba que si en algún lugar se encontraba Claire, sería allí. Habló lo justo para ser escuchado por su compatriota, había que levantar un poco la voz debido al enorme jaleo que se mantenía presente en la plaza. Seguidamente de decir aquello miró, otra vez, el edificio.
- No tengo datos sobre su paradero. Sólo me dijeron que estaría aquí el día del desfile. Nada más.
Se cruzó de brazos y continuó mirando entre todo el cúmulo de personas a aquel recinto. Sabía que entrar sería imposible. Estaba custodiado a las mil maravillas.
- Esperemos a que ocurra algo. -sentenció, dando por seguro que el desfile comenzaría en breve.
Había llegado demasiado lejos. Ahora no podían fallar, pues si algo era importante para él, era llevar a Claire de vuelta a casa. Y lo daría todo por conseguirlo.
Lloyd- Humano Guerrero
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Ambos jóvenes avanzaron entre el tumulto de personas con dificultad. Las calles estaban abarrotadas de cientos de personas y centenares de banderas, un ambiente del todo recargado, Adler miraba a todas partes realmente sorprendido, mientras se esforzaba por seguir a Lloyd entre la muchedumbre.
-Uf… Si “la bruja” ha decorado todo esto… Debe ser el ser mas hortera de la faz de la tierra… - se dijo Adler para si mismo en voz baja.
Lloyd iba soltando comentarios cada pocos metros, pero Adler no le prestaba demasiada atención, pues toda esa masa de personas, lucecitas, banderitas y demás lo tenía realmente absorto. Aunque las aceras estaban abarrotadas, la calzada estaba totalmente despejada, por la cual, obviamente, circularía la cabalgata. Además de todos aquellos “patriotas” las calles estaban atestadas de soldados fuertemente armados, con poses amenazadoras y cara de pocos amigos. Era curioso, a Adler no le cuadraba la actitud de Lloyd, él no era de la clase de persona que se planta en una situación así y simplemente improvisa… Le resultaba raro no haber oído ningún brillante plan por su parte ni nada semejante, solamente recorría la calle con el cuello estirado buscando entre el gentío. De vez en cuando se giraba para decirle algo, pero este no le escuchaba del todo, había demasiado barullo en el ambiente, solo conseguía distinguir palabras sueltas. Aunque era fácilmente interpretable, no tenia ni idea de donde retenían a su amiguita, con lo que ahora tocaba esperar a que algo ocurriese. Se quedaron parados en una esquina ligeramente menos transitada que el resto de la calle, y Lloyd prosiguió con su “encuentra a Wally” personal. Mientras tanto, Adler se llevó la mano desocupada a la escayola, en la cual habían aparecido pequeñas grietas, las cuales desprendían una ligera luz azulada. Por suerte, Lloyd estaba demasiado ocupado en la búsqueda de su damisela y no prestó atención a su nuevo camarada.
-Uf… Si “la bruja” ha decorado todo esto… Debe ser el ser mas hortera de la faz de la tierra… - se dijo Adler para si mismo en voz baja.
Lloyd iba soltando comentarios cada pocos metros, pero Adler no le prestaba demasiada atención, pues toda esa masa de personas, lucecitas, banderitas y demás lo tenía realmente absorto. Aunque las aceras estaban abarrotadas, la calzada estaba totalmente despejada, por la cual, obviamente, circularía la cabalgata. Además de todos aquellos “patriotas” las calles estaban atestadas de soldados fuertemente armados, con poses amenazadoras y cara de pocos amigos. Era curioso, a Adler no le cuadraba la actitud de Lloyd, él no era de la clase de persona que se planta en una situación así y simplemente improvisa… Le resultaba raro no haber oído ningún brillante plan por su parte ni nada semejante, solamente recorría la calle con el cuello estirado buscando entre el gentío. De vez en cuando se giraba para decirle algo, pero este no le escuchaba del todo, había demasiado barullo en el ambiente, solo conseguía distinguir palabras sueltas. Aunque era fácilmente interpretable, no tenia ni idea de donde retenían a su amiguita, con lo que ahora tocaba esperar a que algo ocurriese. Se quedaron parados en una esquina ligeramente menos transitada que el resto de la calle, y Lloyd prosiguió con su “encuentra a Wally” personal. Mientras tanto, Adler se llevó la mano desocupada a la escayola, en la cual habían aparecido pequeñas grietas, las cuales desprendían una ligera luz azulada. Por suerte, Lloyd estaba demasiado ocupado en la búsqueda de su damisela y no prestó atención a su nuevo camarada.
Adler- Genómido Guerrero
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
La gente se amontonaba cada vez más y más y más. Si uno se fijaba bien en la situación, se daba por entendido que la gran mayoría miraba de forma espectante a una plataforma situada justo en frente del campanario. Allí había instalados unos cuantos micrófonos con amplificadores de imponentes dimensiones a sus lados. Parecía que antes de aquel desfile se haría una pequeña apertura por voz...
Npc- Señor del rol
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
No tardó el mercenario en darse cuenta del lugar que acaparaba la atención de la mayoría de personas que habían acudido a las calles de la ciudad. Ese enorme recinto que había observado con anterioridad mantenía frente a él una gran plataforma con varios aparatos amplificadores de sonido, un micrófono central sobre una elegante tabilla y un decorado de lo más llamativo. Estaba claro que si tenían que prestar atención a un punto concreto en aquel momento, sin duda sería ese.
Lloyd desvió entonces los ojos a la figura de su compañero, que parecía más centrado en algún otro tipo de detalle. Comprendía que Claire no despertaba el mismo interés en Adler que en él, pero sin duda ocurría algo, aunque desconocía el qué. Sólo miraba su escayola, aunque quizás por el enorme gentío y por pensar en otras cosas, Lloyd no fue capaz de reconocer qué ocurría con el vendaje. No dijo nada, y para no agobiarle, miró de nuevo al "escenario" preparado por Deling.
No es que le preocupase o quisiera dejarle solo, sino que, si quería que todo saliese bien, necesitaba que el genómido también estuviera concentrado. Y eso de meter la narices en asuntos ajenos era demasiado problemático. ¿Quién mejor que él mismo para resolver sus propios problemas?
- "Maldición, ¿dónde estás?"
Lloyd desvió entonces los ojos a la figura de su compañero, que parecía más centrado en algún otro tipo de detalle. Comprendía que Claire no despertaba el mismo interés en Adler que en él, pero sin duda ocurría algo, aunque desconocía el qué. Sólo miraba su escayola, aunque quizás por el enorme gentío y por pensar en otras cosas, Lloyd no fue capaz de reconocer qué ocurría con el vendaje. No dijo nada, y para no agobiarle, miró de nuevo al "escenario" preparado por Deling.
No es que le preocupase o quisiera dejarle solo, sino que, si quería que todo saliese bien, necesitaba que el genómido también estuviera concentrado. Y eso de meter la narices en asuntos ajenos era demasiado problemático. ¿Quién mejor que él mismo para resolver sus propios problemas?
- "Maldición, ¿dónde estás?"
Lloyd- Humano Guerrero
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
No pasaron más de un par de minutos cuando una persona de elegante traje apareció ante los micrófonos. Se acalaró la garganta y habló alto y claro.
-Hoy es un día especial. Es el día en el que vivimos la ascensión de la ''Gobernadora'' del país. Lo vuestros ojos deleitaran en este momento no es más que una ceremonia para mostrar al mundo la aunténtica cara de la bruja. La aunténtica cara de ella. La aunténtica cara de Edea. Una bruja que ha llegado para acabar con las demás. ¡¡Comienza la caza de brujas!!
La multitud vitoreó y aplauidió y unos grandes portones de rejas se abrieron. De allí comenzaron a brotar miles de luces, banderas y colores. Un gran desfile estaba comenzando, con muchísimos bailarines a la cabeza. La música comenzó a sonar por los amplificadores.
Las danzas constantes de aquellos danceros se vieron continuadas por una enorme y extraordinaria carroza. Los tonos de esta eran completamente dorados y estaba rodeada de una decena de antorchas de imponentes llamas. Cerca de uno de los extremos se encontraba el comandante del ejercito de Galbadia, Seifer Almasy, sonriendo a las masas con sus manos apoyadas en la empuñadura de su preciado sable pistola. A su derecha y encadenada a uno de los postes, aparentemente inconsciente, se encontraba una chica de cabellos cortos y negros. Los que la conocían perfectamente podían percatarse de que se trataba de Claire. Todo aquel ruido, aquella música, la estaba despertando poco a poco.
Y, justo en lo alto y centro de aquel carruaje, se encontraba ella sentada en su precioso trono. Edea, la ya Gobernadora de aquel país.
-Hoy es un día especial. Es el día en el que vivimos la ascensión de la ''Gobernadora'' del país. Lo vuestros ojos deleitaran en este momento no es más que una ceremonia para mostrar al mundo la aunténtica cara de la bruja. La aunténtica cara de ella. La aunténtica cara de Edea. Una bruja que ha llegado para acabar con las demás. ¡¡Comienza la caza de brujas!!
La multitud vitoreó y aplauidió y unos grandes portones de rejas se abrieron. De allí comenzaron a brotar miles de luces, banderas y colores. Un gran desfile estaba comenzando, con muchísimos bailarines a la cabeza. La música comenzó a sonar por los amplificadores.
Las danzas constantes de aquellos danceros se vieron continuadas por una enorme y extraordinaria carroza. Los tonos de esta eran completamente dorados y estaba rodeada de una decena de antorchas de imponentes llamas. Cerca de uno de los extremos se encontraba el comandante del ejercito de Galbadia, Seifer Almasy, sonriendo a las masas con sus manos apoyadas en la empuñadura de su preciado sable pistola. A su derecha y encadenada a uno de los postes, aparentemente inconsciente, se encontraba una chica de cabellos cortos y negros. Los que la conocían perfectamente podían percatarse de que se trataba de Claire. Todo aquel ruido, aquella música, la estaba despertando poco a poco.
Y, justo en lo alto y centro de aquel carruaje, se encontraba ella sentada en su precioso trono. Edea, la ya Gobernadora de aquel país.
- Orden de posteo:
- Edea, Claire, Seifer, Lloyd, Adler
Npc- Señor del rol
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Cuanta necedad acumulada en tantos y dispares cuerpos mortales. Estaba claramente aburrida, pero su gesto recto e inamovible no demostraba nada. La multitud gritaba eufórica cada vez que la carroza pasaba por su lado, y más aún si notaban algún tipo de movimiento por parte de la nueva Gobernadora. No se imaginaban lo patéticos e insignificanetes que se veían desde su lugar en el trono. O más bien lo patéticos e insignificantes que se veían desde todos los ángulos. Seifer estaba a su lado, como siempre, cumpliendo su obligación como Caballero de la Bruja.
La carroza giró lentamente, y los bailarines y la música giraron con ella. Ya estaban llegado al Arco del Triunfo. Edea sonrió levemente al visualizar las dos siluetas minúsculas desde tal altura. Se levantó lenta y elegantemente, y el desfile se detuvo en su plenitud. La música fue muriendo poco a poco, y su fulgor fue sustituído por el de miles de gargantas enloquecidas por la grandeza de una diosa.
Avanzó varios pasos hasta colocarse en un punto más adelantado y visible. El tumulto calló.
-Os prometí una Caza de Brujas. Y aquí la tenéis.
Alzó su brazo derecho hacia delante. Dos enormes focos alumbraron a la parte alta del arco. Los cuerpos aún con vida de dos mujeres aparecieron ante el público. Ambas comenzaban a abrir los ojos después del aturdimiento, alumbradas por los focos. Llevaban un cartel al cuello que decía claramente la palabra "BRUJA".
El pueblo gritó, asqueado ante la presencia de unas brujas, pedían y aclamaban su muerte. Una ironía descomunal, si se tenía en cuenta que pedían a otra bruja que las aniquilara. Eran casi tan patéticos como lo fue Seifer en su momento, antes de cruzarse con La Bruja. Edea miró disimuladamente entre la multitud, hasta que sus ojos se posaron sobre los dos personajes que buscaba. Lloyd y Adler estaban allí, con las miradas posadas cerca del cielo, observando a Claire y Raynn atrapadas entre las cadenas que las fusionaban con el Arco del Triunfo.
Seifer se acercó hasta ella con un solo paso, y la gran Edea alzó levemente la barbilla, casi saboreando ya su triunfo. Por fin podría tener en su poder a una raza cuyos miembros masculinos contenían magia en su interior: los genómidos.
Sería un maravilloso experimento el probar su poder.
La carroza giró lentamente, y los bailarines y la música giraron con ella. Ya estaban llegado al Arco del Triunfo. Edea sonrió levemente al visualizar las dos siluetas minúsculas desde tal altura. Se levantó lenta y elegantemente, y el desfile se detuvo en su plenitud. La música fue muriendo poco a poco, y su fulgor fue sustituído por el de miles de gargantas enloquecidas por la grandeza de una diosa.
Avanzó varios pasos hasta colocarse en un punto más adelantado y visible. El tumulto calló.
-Os prometí una Caza de Brujas. Y aquí la tenéis.
Alzó su brazo derecho hacia delante. Dos enormes focos alumbraron a la parte alta del arco. Los cuerpos aún con vida de dos mujeres aparecieron ante el público. Ambas comenzaban a abrir los ojos después del aturdimiento, alumbradas por los focos. Llevaban un cartel al cuello que decía claramente la palabra "BRUJA".
El pueblo gritó, asqueado ante la presencia de unas brujas, pedían y aclamaban su muerte. Una ironía descomunal, si se tenía en cuenta que pedían a otra bruja que las aniquilara. Eran casi tan patéticos como lo fue Seifer en su momento, antes de cruzarse con La Bruja. Edea miró disimuladamente entre la multitud, hasta que sus ojos se posaron sobre los dos personajes que buscaba. Lloyd y Adler estaban allí, con las miradas posadas cerca del cielo, observando a Claire y Raynn atrapadas entre las cadenas que las fusionaban con el Arco del Triunfo.
Seifer se acercó hasta ella con un solo paso, y la gran Edea alzó levemente la barbilla, casi saboreando ya su triunfo. Por fin podría tener en su poder a una raza cuyos miembros masculinos contenían magia en su interior: los genómidos.
Sería un maravilloso experimento el probar su poder.
Edea- Personaje Especial
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Habían pasado unas horas después de aquella última escena que Claire Elaine pudo ver. Imágenes borrosas intentando recordar lo ocurrido le pasaban por la mente, sabía que el último rostro que había visto era el de Seifer, pero... ¿Dónde se encontraría ella ahora mismo? ¿Estaba en el mismo lugar? ¿La habían vuelto a encarcelar o se trataba de otra de sus torturas? La verdad es que no tenía ni la menor idea.
El balazo en uno de sus brazos, la serie de golpes en el estómago que recibió, aquella dolorosa tortura en la silla, y esa carrera sin fin en busca de una salida de aquel espantoso lugar, le habían jugado una mala pasada. Ya no aguantaba más, estaba agotada, había perdido sangre, había agotado sus últimas energías, lo había hecho todo por volver a casa y ver una vez más a su preciado compañero, pero de nada le había servido.
Sus ojos inevitablemente permanecían cerrados, ni tan sólo para eso tenía fuerzas, pero eso sí, poco a poco iba recobrándolas, seguramente por el tiempo que permanecía ya inconsciente. A lo lejos iba escuchando un enorme griterío y una serie de aplausos que iban aumentando y parecían escucharse con mayor claridad con el paso del tiempo. En unos minutos, ésta, abrió sus ojos de par en par y cegada por un enorme foco, los entornó e intentó acostumbrarse a aquella molesta luz. No le hizo perder mucho tiempo y en cuestión de simples segundos pudo ver de qué se trataba todo aquel alboroto que se oía. Estaba ni más ni menos que en lo más alto del Arco del Triunfo de la ciudad de Deling, encadenada junto con Raynn y con un cartel colgado del cuello en el que ponía "BRUJA".
- "Estupendo. Primero me despierto encarcelada, después en una silla de torturas y ahora en el Arco del Triunfo. Buah, a este paso aparezco en otro continente y ni me doy cuenta".
Quería tomarse aquello a risa y no darle muchas vueltas a la cabeza. Lo peor que podía hacer en su estado y en su sitación era alterarse demasiado, y peor todavía era parecer una loca dando gritos frente a cientos de personas que la miraban con asco al creer que era una bruja. La chica apartó su mirada de aquel gentío y miro hacia el cielo, cerró los ojos y suspiró.
- "Lloyd, Lloyd, Lloyd... - pensaba mientras su mirada comenzaba a analizar a todas aquellas personas en busca de su compañero - ¿Ese? No, él siempre viste de negro. ¡Ese! No, tampoco... tiene un cuerpo un tanto... ¿Amorfo? En fin. No sé que cojones me ocurre... pero tengo que serme sincera, le echo de menos".
Una vez más y desesperada, suspiró. Sabía que desde aquella altura y con todas aquellas cabezas que parecían palomitas de cine desde allí, no podría encontrar a Lloyd. Pero igualmente eso no era motivo para perder la sonrisa y mirando la luna que desde aquel lugar parecía tener un brillo especial se dijo:
- "Bah, para qué impacientarme, pronto nos veremos y estaremos otra vez juntos los tres".
Finalmente pensó en su inseparable Mogutaro, pero era consciente de que en los diez años que éste había estado con ella, nunca le había ocurrido nada y estaba segura de que esta vez no sería menos.
- "Pronto..."
El balazo en uno de sus brazos, la serie de golpes en el estómago que recibió, aquella dolorosa tortura en la silla, y esa carrera sin fin en busca de una salida de aquel espantoso lugar, le habían jugado una mala pasada. Ya no aguantaba más, estaba agotada, había perdido sangre, había agotado sus últimas energías, lo había hecho todo por volver a casa y ver una vez más a su preciado compañero, pero de nada le había servido.
Sus ojos inevitablemente permanecían cerrados, ni tan sólo para eso tenía fuerzas, pero eso sí, poco a poco iba recobrándolas, seguramente por el tiempo que permanecía ya inconsciente. A lo lejos iba escuchando un enorme griterío y una serie de aplausos que iban aumentando y parecían escucharse con mayor claridad con el paso del tiempo. En unos minutos, ésta, abrió sus ojos de par en par y cegada por un enorme foco, los entornó e intentó acostumbrarse a aquella molesta luz. No le hizo perder mucho tiempo y en cuestión de simples segundos pudo ver de qué se trataba todo aquel alboroto que se oía. Estaba ni más ni menos que en lo más alto del Arco del Triunfo de la ciudad de Deling, encadenada junto con Raynn y con un cartel colgado del cuello en el que ponía "BRUJA".
- "Estupendo. Primero me despierto encarcelada, después en una silla de torturas y ahora en el Arco del Triunfo. Buah, a este paso aparezco en otro continente y ni me doy cuenta".
Quería tomarse aquello a risa y no darle muchas vueltas a la cabeza. Lo peor que podía hacer en su estado y en su sitación era alterarse demasiado, y peor todavía era parecer una loca dando gritos frente a cientos de personas que la miraban con asco al creer que era una bruja. La chica apartó su mirada de aquel gentío y miro hacia el cielo, cerró los ojos y suspiró.
- "Lloyd, Lloyd, Lloyd... - pensaba mientras su mirada comenzaba a analizar a todas aquellas personas en busca de su compañero - ¿Ese? No, él siempre viste de negro. ¡Ese! No, tampoco... tiene un cuerpo un tanto... ¿Amorfo? En fin. No sé que cojones me ocurre... pero tengo que serme sincera, le echo de menos".
Una vez más y desesperada, suspiró. Sabía que desde aquella altura y con todas aquellas cabezas que parecían palomitas de cine desde allí, no podría encontrar a Lloyd. Pero igualmente eso no era motivo para perder la sonrisa y mirando la luna que desde aquel lugar parecía tener un brillo especial se dijo:
- "Bah, para qué impacientarme, pronto nos veremos y estaremos otra vez juntos los tres".
Finalmente pensó en su inseparable Mogutaro, pero era consciente de que en los diez años que éste había estado con ella, nunca le había ocurrido nada y estaba segura de que esta vez no sería menos.
- "Pronto..."
Claire- Albhed Tirador
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
La música resonaba en sus tímpanos, y eso era algo que nunca había soportado. Pero esa noche no parecía importarle lo más mínimo, ya que la ceremonia estaba siendo emitida por todo el país.
Sonrió levemente al ver a las dos chicas en lo alto de aquella obra de la ciudad. Luego, tras aquello, buscó entre la multitud a aquel tipo al que había anotado en su lista. Si tan fiel era a la Albhed, seguro que en ese mismo momento les estaba observando. Mejor para él... las cosas estaban saliendo a la perfección.
Por su cabeza entonces sobrevoló una duda que sí le hacía relamerse. ¿Estaría ''él'' viéndolos en ese momento? Desde luego, si aparecía aquel chico de corazón de león, las cosas se pondrían muy emocionantes...
Sonrió levemente al ver a las dos chicas en lo alto de aquella obra de la ciudad. Luego, tras aquello, buscó entre la multitud a aquel tipo al que había anotado en su lista. Si tan fiel era a la Albhed, seguro que en ese mismo momento les estaba observando. Mejor para él... las cosas estaban saliendo a la perfección.
Por su cabeza entonces sobrevoló una duda que sí le hacía relamerse. ¿Estaría ''él'' viéndolos en ese momento? Desde luego, si aparecía aquel chico de corazón de león, las cosas se pondrían muy emocionantes...
Seifer- Personaje Especial
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
El Desfile de la Bruja comenzó al fin, con el sonido de una voz desde lo alto de la plataforma. Un hombre muy elegante se encargó de dar el pistoletazo de salida con un pequeño discruso. Seguidamente, las compuertas del edificio se abrieron de par en par, y tras ellas, una gran cantidad de bailarines y bailarinas se adelantaron con movimientos de danza, aunque más bien eran saltos de carnaval. Y por último, tras todo el cúmulo de personas, se deslizaba la carroza que todo el mundo esperaba. Allí, subidos y estáticos, desfilaban en su carruaje personal la Gobernadora de Galbadia y su noble caballero.
Ella, arropada con un vestido ceñido al cuerpo que detallaba su figura, se mantenía sentada en su majestuoso trono color dorado. Su presencia hizo que miles de gargantas estallaran en un júbilo global, ensordecedor, que se anteponía a la música del desfile. Pero él no movía ni un ápice, buscaba con la mirada a otra persona y no era capaz de localizarla. Desde luego, con ellos no se encontraba.
- ...
Caminó a la par que la cabalgata. El imponente carruaje desfiló por toda la plaza central hasta dirigirse a la inmensa estructura del Arco del Triunfo, donde, ante sorpresa de todos, se detuvo. Lloyd y Adler hicieron lo propio, ante miles de cabezas que saltaban enloquecidas por la momentánea parada de su Gobernadora. Parecían unos completos idiotas, emocionados por una mujer que más que la paz, les traería el terror. Aquella actuación de tanta gente le desquiciaba por completo, pero no hizo nada. Ahora su cabeza estaba en otras cosas.
- Os prometí una Caza de Brujas. Y aquí la tenéis.
Tras las palabras de la bruja, unos gigantescos focos procedentes del campanario que se situaba frente al Arco, iluminaron la estructura y los pilares de éste, mostrando en lo alto de los muros la figura de dos chicas encadenadas de brazos, y con un enorme cartel colgado al cuello, en el cual podía leerse la palabra "BRUJA" sin dificultad.
Lloyd pestañeó, incrédulo. Sus ojos se abrieron poco a poco, hasta quedar completamente fijos en una de las dos féminas. Su cara denotaba un tono de asombro y preocupación muy serios, realmente, estaba sorprendido. Hasta se le hacía difícil de creer. ¿Bruja? ¿Qué demonios se estaban inventando?
- "¿Cla-Claire?"
Frunció el ceño, sin esconderse. Adler pareció sorprenderse incluso más por la reacción de Lloyd que por el estado de la fémina, a la cual pudo reconocer, pues la mirada del mercenario no se despegaba de ella.
Apretó el puño con fuerza y miró al genómido al acto. Parecía decido a actuar.
- Adler. -comenzó a hablar. Su tono de voz ya no denotaba ese desinterés que siempre le acompañaba, sino una derteminación muy sincera.- No tenemos ningún plan, así que improvisaremos algo. Vamos a subir a esa jodida carroza, ya.
El peliblanco asintió con un largo suspiro, como dando por visto que una vez allí no le quedaba más remedio, y que además, no tenía nada mejor que hacer. Se llevó un brazo a la espalda, el que mantenía sin escayolar, y Lloyd comprendió inmediatamente lo que quería decir. Agarró el brazo de su compañero con la mano y comenzó a caminar hacia la carroza, pero el enorme gentío le impedía avanzar. Su paciencia llegó a su límite. No podía soportar el ver a Claire allí arriba, malherida y presa de las cadenas de una bruja. Desenfundó el revólver de Adler con maestría y alzó la mano hacia arriba, para seguidamente dar un fortísimo disparo al cielo. El atronador sonido rasgó el barullo general, y todos le miraron con cara de pánico en sus rostros, haciéndose hacia un lado. Justo lo que quería.
Si había usado el arma de Adler era simplemente por la sencilla razón de que era más ruidosa, y más gente se fijaría en él. Ahora, con todo el mundo alejándose, tenía mucho más fácil el acceso al carruaje. Con gesto furioso, empujó a Adler para que avanzara, que increíblemente, actuaba como rehén a las mil maravillas. Eso le agradó, daría más la impresión de que lo traría obligado por la fuerza.
En escasos segundos, subieron al "vehículo". Con otro disparo, rompió el pomo de seguridad del verjado de la carroza, y ascendieron sin dificultades. Lloyd mantenía el cuerpo de Adler por delante del suyo, agarrado para impedir una "posible escapada". Una vez se situó al frente de los, posiblemente ahora, más importantes individuos del continente, habló en alto. Elevó mucho la voz, aunque también debía hacerlo para ser escuchado.
Pero poco a poco, las personas presentes, silenciaron ante el improvisto que surgió por culpa de ambos muchachos. Y sin embargo, su volumen no decayó en lo más mínimo.
- ¡Seifer! -gritó el nombre del caballero de la bruja, pues fue él quien le mandó a tal misión. A la vez que le nombró, colocó el revólver en un lateral de la cabeza de Adler.- Me pediste que trajera a este tipo, y aquí está. Ella no tiene nada que ver con vosotros, y ya tienes delante de tus narices lo que querías. -elevó más la voz.- ¡¡Así que déjala ir!!
Pareció una exigencia más que una petición, pero no podía dirigirse con respeto a aquellos que mantenían injustamente apresada a su amiga Albhed. Quizás, por el hecho de estar frente a Edea, ambos esperaron verle nervioso, con cierto miedo en el cuerpo. Pero no es lo que encontraron.
El muchacho mandaba intermitentes miradas a Claire, que se mostraba encadenada desde gran altura.
Lloyd mantenía una serenidad y una determinación increíbles ante tales personas de gran importancia, demostrando que estaba dispuesto a reclamar su recompensa a toda costa, fuese cual fuese el precio. Y aunque no le gustaba sentirse observado por tanta multitud, no le importó en lo más mínimo. Ahora que había llegado tan lejos no podía fallar, y su enfado lo demostraba todo.
Ella, arropada con un vestido ceñido al cuerpo que detallaba su figura, se mantenía sentada en su majestuoso trono color dorado. Su presencia hizo que miles de gargantas estallaran en un júbilo global, ensordecedor, que se anteponía a la música del desfile. Pero él no movía ni un ápice, buscaba con la mirada a otra persona y no era capaz de localizarla. Desde luego, con ellos no se encontraba.
- ...
Caminó a la par que la cabalgata. El imponente carruaje desfiló por toda la plaza central hasta dirigirse a la inmensa estructura del Arco del Triunfo, donde, ante sorpresa de todos, se detuvo. Lloyd y Adler hicieron lo propio, ante miles de cabezas que saltaban enloquecidas por la momentánea parada de su Gobernadora. Parecían unos completos idiotas, emocionados por una mujer que más que la paz, les traería el terror. Aquella actuación de tanta gente le desquiciaba por completo, pero no hizo nada. Ahora su cabeza estaba en otras cosas.
- Os prometí una Caza de Brujas. Y aquí la tenéis.
Tras las palabras de la bruja, unos gigantescos focos procedentes del campanario que se situaba frente al Arco, iluminaron la estructura y los pilares de éste, mostrando en lo alto de los muros la figura de dos chicas encadenadas de brazos, y con un enorme cartel colgado al cuello, en el cual podía leerse la palabra "BRUJA" sin dificultad.
Lloyd pestañeó, incrédulo. Sus ojos se abrieron poco a poco, hasta quedar completamente fijos en una de las dos féminas. Su cara denotaba un tono de asombro y preocupación muy serios, realmente, estaba sorprendido. Hasta se le hacía difícil de creer. ¿Bruja? ¿Qué demonios se estaban inventando?
- "¿Cla-Claire?"
Frunció el ceño, sin esconderse. Adler pareció sorprenderse incluso más por la reacción de Lloyd que por el estado de la fémina, a la cual pudo reconocer, pues la mirada del mercenario no se despegaba de ella.
Apretó el puño con fuerza y miró al genómido al acto. Parecía decido a actuar.
- Adler. -comenzó a hablar. Su tono de voz ya no denotaba ese desinterés que siempre le acompañaba, sino una derteminación muy sincera.- No tenemos ningún plan, así que improvisaremos algo. Vamos a subir a esa jodida carroza, ya.
El peliblanco asintió con un largo suspiro, como dando por visto que una vez allí no le quedaba más remedio, y que además, no tenía nada mejor que hacer. Se llevó un brazo a la espalda, el que mantenía sin escayolar, y Lloyd comprendió inmediatamente lo que quería decir. Agarró el brazo de su compañero con la mano y comenzó a caminar hacia la carroza, pero el enorme gentío le impedía avanzar. Su paciencia llegó a su límite. No podía soportar el ver a Claire allí arriba, malherida y presa de las cadenas de una bruja. Desenfundó el revólver de Adler con maestría y alzó la mano hacia arriba, para seguidamente dar un fortísimo disparo al cielo. El atronador sonido rasgó el barullo general, y todos le miraron con cara de pánico en sus rostros, haciéndose hacia un lado. Justo lo que quería.
Si había usado el arma de Adler era simplemente por la sencilla razón de que era más ruidosa, y más gente se fijaría en él. Ahora, con todo el mundo alejándose, tenía mucho más fácil el acceso al carruaje. Con gesto furioso, empujó a Adler para que avanzara, que increíblemente, actuaba como rehén a las mil maravillas. Eso le agradó, daría más la impresión de que lo traría obligado por la fuerza.
En escasos segundos, subieron al "vehículo". Con otro disparo, rompió el pomo de seguridad del verjado de la carroza, y ascendieron sin dificultades. Lloyd mantenía el cuerpo de Adler por delante del suyo, agarrado para impedir una "posible escapada". Una vez se situó al frente de los, posiblemente ahora, más importantes individuos del continente, habló en alto. Elevó mucho la voz, aunque también debía hacerlo para ser escuchado.
Pero poco a poco, las personas presentes, silenciaron ante el improvisto que surgió por culpa de ambos muchachos. Y sin embargo, su volumen no decayó en lo más mínimo.
- ¡Seifer! -gritó el nombre del caballero de la bruja, pues fue él quien le mandó a tal misión. A la vez que le nombró, colocó el revólver en un lateral de la cabeza de Adler.- Me pediste que trajera a este tipo, y aquí está. Ella no tiene nada que ver con vosotros, y ya tienes delante de tus narices lo que querías. -elevó más la voz.- ¡¡Así que déjala ir!!
Pareció una exigencia más que una petición, pero no podía dirigirse con respeto a aquellos que mantenían injustamente apresada a su amiga Albhed. Quizás, por el hecho de estar frente a Edea, ambos esperaron verle nervioso, con cierto miedo en el cuerpo. Pero no es lo que encontraron.
El muchacho mandaba intermitentes miradas a Claire, que se mostraba encadenada desde gran altura.
Lloyd mantenía una serenidad y una determinación increíbles ante tales personas de gran importancia, demostrando que estaba dispuesto a reclamar su recompensa a toda costa, fuese cual fuese el precio. Y aunque no le gustaba sentirse observado por tanta multitud, no le importó en lo más mínimo. Ahora que había llegado tan lejos no podía fallar, y su enfado lo demostraba todo.
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Las cosas continuaron su curso; extravagante y muy pomposo. Una enorme cabalgata, decorada hasta la arcada, precedida por un grupo de bailarines, comenzó su pesado trayecto desde la entrada de la residencia Calway, dirigiéndose hacia el majestuoso arco del triunfo que separaba la zona rica de la ciudad del barrio comercial. El tremendo bullicio del gentío convocado solo era igualable al volumen de la música que desprendía la sobre decorada procesión. Adler no sabia muy bien que hacer, aunque de todas formas, aquello no acababa de ir del todo con él. Simplemente se pensaba dejar llevar por Lloyd; Era “su chica” la que estaba en juego, además, parecía ser un verdadero estratega, seguro que si depositaba el peso de la misión en sus manos, todo saldría a pedir de boca. La macabra ceremonia continuó durante unos largos instantes, y culminó con la exposición de lo que la “bruja” decía que eran sus presas. Tras escuchas las palabras de la nueva Gobernadora de Galbadia, Adler no pudo reprimir unas palabras bastante defectivas en voz baja.
-Una bruja cazando brujas… Hace falta ser anormal.
No obstante, tras decir estas palabras, todas las piezas del puzzle encajaron terroríficamente bien. Lloyd iba a hacer la entrega en el desfile a cambio de una chica, la bruja tenia a dos seres femeninos atrapados en el arco…
Rápidamente, Adler giró la cabeza para observar el rostro de Lloyd, solo una palabra podía definir la expresión que reflejaba su rostro: Pánico. Así que esa era la mano negra que estaba detrás de todo esto… La bruja… Eso respondía un interrogante, pero planteaba otro… ¿Para que coño…? Lloyd recuperó la consciencia en un instante.
-No tenemos ningún plan, así que improvisaremos algo. Vamos a subir a esa jodida carroza, ya.
Todo un estratega… Adler se resignó a su negro destino y se dejó arrastrar carroza arriba, por un momento, dudó de Lloyd, pues no veía la manera humana ni divina de que esto saliese bien. No obstante, no iba a permitir una muerte inocente por su culpa, axial que simplemente agachó la cabeza y subió a la carroza acompañado por Lloyd. Una vez llegados allí, Adler aguardó en silencio en vista de lo que ocurriría en un futuro cercano.
-Una bruja cazando brujas… Hace falta ser anormal.
No obstante, tras decir estas palabras, todas las piezas del puzzle encajaron terroríficamente bien. Lloyd iba a hacer la entrega en el desfile a cambio de una chica, la bruja tenia a dos seres femeninos atrapados en el arco…
Rápidamente, Adler giró la cabeza para observar el rostro de Lloyd, solo una palabra podía definir la expresión que reflejaba su rostro: Pánico. Así que esa era la mano negra que estaba detrás de todo esto… La bruja… Eso respondía un interrogante, pero planteaba otro… ¿Para que coño…? Lloyd recuperó la consciencia en un instante.
-No tenemos ningún plan, así que improvisaremos algo. Vamos a subir a esa jodida carroza, ya.
Todo un estratega… Adler se resignó a su negro destino y se dejó arrastrar carroza arriba, por un momento, dudó de Lloyd, pues no veía la manera humana ni divina de que esto saliese bien. No obstante, no iba a permitir una muerte inocente por su culpa, axial que simplemente agachó la cabeza y subió a la carroza acompañado por Lloyd. Una vez llegados allí, Adler aguardó en silencio en vista de lo que ocurriría en un futuro cercano.
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Sentada en su trono, observaba con ocultado interés la escena. Posó su mirada sobre Lloyd y Adler, los cuales subieron a la carroza en seguida. Oh, ilusos. Humano inútil y genómido más intelectualmente débil aún. La Bruja los miró a los ojos, sin moverse del sitio, permanecía a la espera de su momento triunfal. El humano gritó algo referido a Seifer y, una vez hubo terminado, observó por un momento al genómido. Después, giró la cabeza de manera apenas perceptible hacia su Caballero, sin retirar sus ojos amarillos de Adler.
-¿Has oído eso, Seifer? Te exige que la sueltes.
Miró ahora a su aliado y torció la boca en una sonrisa bañada por la maldad, apenas perceptible.
Seguidamente, se levantó con suma sutileza de su asiento. El público vibró, enloquecido por ver su grandeza y su elegancia. Ella alzó una mano, señalando al cielo con su palma enguantada. Un brillo de tonos azules y blancos comenzó a formarse en la palma de su mano. El brillo fue tomando forma, hasta que terminó por convertirse en una bola que recordaba a algo que se situaba entre el hielo y el cristal.
-No entendéis, seres tremendamente inferiores, lo que acabáis de hacer. Vuestro cerebro no os puede llegar a mostrar la grandeza de la situación. Pero yo sí soy consciente, yo sí sé qué ocurre. Y eso es algo peligroso para vosotros. Si os unís a mí, os enseñaré caminos que nunca antes habríais podido conocer sin mi ayuda. Os guiaré, pequeños conejitos perdidos, hasta vuestra madriguera. El camino contrario está lleno de dificultades.
Cerró la palma de la mano, formando un puño consistente, y la bola desapareció. Era como si hubiera agarrado los corazones de todos los presentes, porque todos aguantaron la respiración por un momento. Estaban tan absortos en la grandeza de La Bruja que no se fijaban en otra cosa que no fuera ella.
Un ruido, como el quebrar de un cristal, llamó su atención. En lo alto, una voz muy femenina comenzó a gritar desesperadamente. Raynn se estaba retorciendo de dolor en su prisión de cadenas. Edea sonrió levemente y, mientras todos los demás alzaban el rostro para ver qué ocurría, ella simplemente se mantuvo donde estaba, mirando a Lloyd.
La pobre chica se retorcía, llena de dolor y sufrimiento. De pronto, explotó. Parte de su cuerpo se quedó colgando macabramente de las cadenas. Claire tenía ahora, tanto la cara como la mitad del cuerpo que estaba pegado a Raynn, llenos de sangre, e incluso algunos pequeños trozos de lo que, seguramente, antes era su amiga. La bola de cristal apareció vestida con la sangre de Raynn y, seguidamente, desapareció en la nada.
El silencio fue abrumador por unos instantes, casi agobiante. Hasta que alguien gruitó de júbilo. Éso era lo que querían, una caza de brujas, y eso era lo que tenían. Las gargantas cantaban emocionadas, y los aplausos de agradecimientos las acompañaban. Cuando Lloyd volvió a mirarla, aterrado por lo que acababa de ver, Edea le dedicó una ligera sonrisa.
-Adivina quién es la siguiente.
-¿Has oído eso, Seifer? Te exige que la sueltes.
Miró ahora a su aliado y torció la boca en una sonrisa bañada por la maldad, apenas perceptible.
Seguidamente, se levantó con suma sutileza de su asiento. El público vibró, enloquecido por ver su grandeza y su elegancia. Ella alzó una mano, señalando al cielo con su palma enguantada. Un brillo de tonos azules y blancos comenzó a formarse en la palma de su mano. El brillo fue tomando forma, hasta que terminó por convertirse en una bola que recordaba a algo que se situaba entre el hielo y el cristal.
-No entendéis, seres tremendamente inferiores, lo que acabáis de hacer. Vuestro cerebro no os puede llegar a mostrar la grandeza de la situación. Pero yo sí soy consciente, yo sí sé qué ocurre. Y eso es algo peligroso para vosotros. Si os unís a mí, os enseñaré caminos que nunca antes habríais podido conocer sin mi ayuda. Os guiaré, pequeños conejitos perdidos, hasta vuestra madriguera. El camino contrario está lleno de dificultades.
Cerró la palma de la mano, formando un puño consistente, y la bola desapareció. Era como si hubiera agarrado los corazones de todos los presentes, porque todos aguantaron la respiración por un momento. Estaban tan absortos en la grandeza de La Bruja que no se fijaban en otra cosa que no fuera ella.
Un ruido, como el quebrar de un cristal, llamó su atención. En lo alto, una voz muy femenina comenzó a gritar desesperadamente. Raynn se estaba retorciendo de dolor en su prisión de cadenas. Edea sonrió levemente y, mientras todos los demás alzaban el rostro para ver qué ocurría, ella simplemente se mantuvo donde estaba, mirando a Lloyd.
La pobre chica se retorcía, llena de dolor y sufrimiento. De pronto, explotó. Parte de su cuerpo se quedó colgando macabramente de las cadenas. Claire tenía ahora, tanto la cara como la mitad del cuerpo que estaba pegado a Raynn, llenos de sangre, e incluso algunos pequeños trozos de lo que, seguramente, antes era su amiga. La bola de cristal apareció vestida con la sangre de Raynn y, seguidamente, desapareció en la nada.
El silencio fue abrumador por unos instantes, casi agobiante. Hasta que alguien gruitó de júbilo. Éso era lo que querían, una caza de brujas, y eso era lo que tenían. Las gargantas cantaban emocionadas, y los aplausos de agradecimientos las acompañaban. Cuando Lloyd volvió a mirarla, aterrado por lo que acababa de ver, Edea le dedicó una ligera sonrisa.
-Adivina quién es la siguiente.
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Comenzaba a desesperarse, necesitaba unas buenas vaciones después de la "aventura" que estaba viviendo, y su cuerpo se lo pedía a gritos. Su mirada se posaba en cada una de aquellas diminutas personas que se veían como simples canicas a esa altura, y su corazón bombeaba con calma, relajada a pesar de su complicada situación. Pensaba en la paz interior que conseguiría cuando volviese a casa, cuando viese en buen estado a Mogutaro, y sobre todo cuando volviese a sentir la presencia de Lloyd, esa que tanto le aliviaba. Por un lado, había cierto misterio en todo aquello que estaba viviendo, y es que en el fondo se sentía incómoda y sabía que algo andaba mal. Igualmente, no quiso darle importacia a aquel sentimiento extraño que le recorría la mente y sabía que la confianza que portaba en su compañero era plena y absoluta, y nada podía cambiar eso nunca.
De vez en cuando, para olvidar todo pensamiento que la perjudicase anímicamente, echaba miradas al cielo, y fue en una de aquellas miradas cuando de repente escuchó un disparo y pudo percatarse de que no era ni más ni menos que de aquel chico peligrisaceo que minutos anteriores buscaba. La joven sonrió, alegre de ver que estaba bien, aunque cabreado, y observaba desde las alturas hacia donde se dirigía éste, que no era a otro lugar que a la carroza de La Bruja. Por desgracia, y a pesar del silencio que había creado Lloyd con aquella arma ruidosa, los gritos del chico no podían ser escuchados por Claire ya que se mantenía encadenada a aquel maldito Arco del Triunfo. La joven suspiraba ansiosa por bajar allí y que todo acabase, pero la suerte no estaba de su lado y nada podía hacer ella, la impotencia comenzaba a apoderarse de su mente.
Pasó así unos escasos minutos esperando a que, tal vez, algún alma caritativa le diese por soltarla y quitarle aquellas cadenas. Pero que va, lo único nuevo que pudo observar era una luz que provenía de La Bruja, creando cierta tensión en el gentío y en la propia Claire, una luz que hizo que las pupilas de la albhed se clavasen en ella y una luz que traía más bien oscuridad al presente de la joven.
En cuestión de segundos y sin ésta darse cuenta, una impresionante e imponente explosión se escuchó a su lado mientras un manto líquido de color rojo calaba hasta el último resquicio del cuerpo de la muchacha. Con los ojos abiertos de par en par y con su mirada hacia el frente, se quedó paralizada. No quería ver lo que acababa de ocurrir. No, otra vez no.
- San... san... sangre...
Una serie de imágenes llenas de dolor, sufrimiento y escenas desagradables comenzaron a crear un enorme temblor en todo el cuerpo de la chica, el miedo del pasado volvía a consumirle.
- "Sangre derramada por todo el suelo. ¿Por qué? ¿Por qué... por qué la mataste, Bruce? ¿Dónde está su cuerpo? ¿Dónde están sus brazos? ¿Qué has hecho con ella?"
Claire, miró entonces sus dos manos cubiertas de pequeños trozos de carne mezclados con una gran cantidad de sangre y seguidamente miró a la luna.
- Perdóname Raynn. Perdóname por no haber podido cumplir mi palabra.
Finalmente, miró a Lloyd, allí, a lo lejos, y sonrió con tristeza mientras una lágrima caía de uno de sus peculiares ojos.
- "Después de todo lo que estás haciendo por mí, prometo compensarte algún día, y esta vez, no habrá nada ni nadie que me lo impida. Te lo juro, Lloyd".
De vez en cuando, para olvidar todo pensamiento que la perjudicase anímicamente, echaba miradas al cielo, y fue en una de aquellas miradas cuando de repente escuchó un disparo y pudo percatarse de que no era ni más ni menos que de aquel chico peligrisaceo que minutos anteriores buscaba. La joven sonrió, alegre de ver que estaba bien, aunque cabreado, y observaba desde las alturas hacia donde se dirigía éste, que no era a otro lugar que a la carroza de La Bruja. Por desgracia, y a pesar del silencio que había creado Lloyd con aquella arma ruidosa, los gritos del chico no podían ser escuchados por Claire ya que se mantenía encadenada a aquel maldito Arco del Triunfo. La joven suspiraba ansiosa por bajar allí y que todo acabase, pero la suerte no estaba de su lado y nada podía hacer ella, la impotencia comenzaba a apoderarse de su mente.
Pasó así unos escasos minutos esperando a que, tal vez, algún alma caritativa le diese por soltarla y quitarle aquellas cadenas. Pero que va, lo único nuevo que pudo observar era una luz que provenía de La Bruja, creando cierta tensión en el gentío y en la propia Claire, una luz que hizo que las pupilas de la albhed se clavasen en ella y una luz que traía más bien oscuridad al presente de la joven.
En cuestión de segundos y sin ésta darse cuenta, una impresionante e imponente explosión se escuchó a su lado mientras un manto líquido de color rojo calaba hasta el último resquicio del cuerpo de la muchacha. Con los ojos abiertos de par en par y con su mirada hacia el frente, se quedó paralizada. No quería ver lo que acababa de ocurrir. No, otra vez no.
- San... san... sangre...
Una serie de imágenes llenas de dolor, sufrimiento y escenas desagradables comenzaron a crear un enorme temblor en todo el cuerpo de la chica, el miedo del pasado volvía a consumirle.
- "Sangre derramada por todo el suelo. ¿Por qué? ¿Por qué... por qué la mataste, Bruce? ¿Dónde está su cuerpo? ¿Dónde están sus brazos? ¿Qué has hecho con ella?"
Claire, miró entonces sus dos manos cubiertas de pequeños trozos de carne mezclados con una gran cantidad de sangre y seguidamente miró a la luna.
- Perdóname Raynn. Perdóname por no haber podido cumplir mi palabra.
Finalmente, miró a Lloyd, allí, a lo lejos, y sonrió con tristeza mientras una lágrima caía de uno de sus peculiares ojos.
- "Después de todo lo que estás haciendo por mí, prometo compensarte algún día, y esta vez, no habrá nada ni nadie que me lo impida. Te lo juro, Lloyd".
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Seifer rió de forma atronadora ante los rostros de Lloyd y Adler. El poder de la Bruja era abrumador, y eso excitaba la sangre del rubio. Levantó su sable-pistola y apuntó a Adler, no sin antes rebuscar en su gabardina algo. De uno de sus grandes bolsillos interiores sacó a Mogutaro y lo tiró a los pies de ambos adversarios. El moguri estaba inconsciente.
Seifer se relamió y los observó con mucha, mucha ironía.
-¿Quieres a tu amiguita? Demuéstralo...
Amenazante, siguió apuntándole con su arma. Quizás lo que esperaba era un ataque directo, aunque quien sabe. Conociendo a Seifer, todo era posible.
Seifer se relamió y los observó con mucha, mucha ironía.
-¿Quieres a tu amiguita? Demuéstralo...
Amenazante, siguió apuntándole con su arma. Quizás lo que esperaba era un ataque directo, aunque quien sabe. Conociendo a Seifer, todo era posible.
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
La Bruja, por fin, decidió actuar. Se había mantenido expectante desde su trono, observando todo lo que ocurría en el festival. La irrupción de ambos sujetos no pareció sorprenderle lo más mínimo, era como si ya esperase que aquello ocurriera.
Lentamente, se levantó de su sitio con una mueca de satisfacción, retorcida y macabra. Lloyd mantuvo la compostura y no retrocedió ni un centímetro. Ni siquiera un leve temblor apareció en su cuerpo.
Ella, por su parte, dirigió unas palabras a Seifer. Se creía superior a todos los allí presentes, aunque realmente, lo era. No parecía haber nadie en el lugar capaz de frenarle los pies, y no sólo por el echo de no poder, sino de no querer. Todos parecían aclamarla, respetarla y adorarla.
- Tsk...
Musitó un leve respingo para calmar el nerviosismo. Sus ojos penetraban a todo su alrededor, atentos a cualquier movimiento, ya no sólo dentro de la carroza, sino también fuera de ella. El fanatismo que sentían por Edea era tal, que no le sorprendería para nada la irrupción de alguien desde el público dispuesto a defenderla.
Pero nada ocurrió. La ahora Gobernadora de Galbadia habló en alto, dirigiéndose a los dos chicos que se situaban a su frente. A su vez, comenzó a concentrar en lo alto de su mano una esfera de luz, que poco a poco fue condensándose, creando una bola que se asemejaba al hielo o al cristal.
Sus palabras estaban cargadas de veneno, que apuñalaban la mente del mercenario como cuchillos. ¿Unirse a ella? ¿Aquella que mantenía presa a la persona que consideraba más importante? Ni hablar.
Lloyd sonrió, irónico, mientras dejaba que su "oponente" realizara el siguiente movimiento. Aún continuaba enfocando a Adler con el cañón del revólver, pero el genómido podía estar tranquilo, pues era evidente que no pretendía disparar. Estaba seguro y tranquilo, pero de repente, algo inesperado ocurrió.
Raynn, desde lo alto, comenzó a retorcerse de dolor. El mercenario la miró, intrigado, sin llegar a comprender muy bien qué ocurría. En décimas de segundo, su cuerpo estalló. Increíble, pero cierto.
- ...
Sus ojos se abrieron de par en par, más sorprendidos que asustados. No llegaba a comprender cómo había sido posible aquello, pero estaba claro que era obra de Edea. Cuando la miró, ella le dedicó una ligera sonrisa, cargada de placer. Algo así era inhumano. Desconocía si aquella muchacha era merecedora de morir así, pero sacrificarla de tal modo convertía a la Bruja en una asesina sin escrúpulos, en una persona que si levantaba aquella región sería con la ayuda del terror. Rápidamente, supo que estaba en desventaja.
- Adivina quién es la siguiente.
La simple amenaza le provocó un arrebato de furia. No temía por su propia vida, sino por la de Claire. Aquella demostración de poder no le sorprendió lo más mínimo, y tampoco le hizo desmoralizarse. Había sido un muchacho acostumbrado a arrebatar vidas y a visualizar muchísimas muertes, a veces, realmente injustas. Creciendo en tal ambiente, esa imagen sólo le provocó el temor de que le pudiese ocurrir a alguien que sí le importaba de verdad.
Paralizado, continuó viendo los movimientos de la mujer y su rubio acompañante. Seifer, tras el asesinato, sacó a Mogutaro de un enorme bolsillo dentro de su gabardina, y sin ningún tipo de consideración, lo arrojó a los pies del mercenario. El moguri permanecía inconsciente.
- Cabrón... -apuntó con el revólver entonces al frente, en un espacio intermedio entre Seifer y Edea. Si disparaba, no quería dar opción a que viesen cual sería su objetivo. Eso le daría más opciones de acertar.- Desde que entraste en mi local, me pareciste un completo idiota.
Soltó a Adler entonces, pues sabía que seguir fingiendo aquello ya no tenía sentido. No obtendría lo que buscaba a menos que les hiciese frente, y el juego de la negociación empezaba a ser demasiado arriesgado. No quería poner en peligro a la albhed bajo ningún concepto, y si tenía que liberarla acabando con esos dos individuos, lo haría. Aunque tuvo otra ocurrencia por la que también estaba dispuesto a pasar.
- A decir verdad, siempre me lo has parecido. -dijo por último, sin temor a que sus palabras provocasen al caballero de la bruja.
Tras aclarar el comentario que había dicho con anterioridad, bajó el arma. Fue entonces cuando miró a Edea, y con decisión, levantó la voz.
- Si me uno a tí, ¿la dejarás marchar? -permanecía con semblante sereno y rostro muy serio. No era de los que solía mentir.
Podía decirlo más alto, pero no más claro. La vida de Claire pendía de un hilo, y la salvaría a toda costa. Dirigió la mirada a lo alto, donde el cuerpo de la fémina permanecía inmóvil, atrapado por las cadenas que la hacían prisionera. Las cosas habían salido mal, y ahora, las arreglaría sin importar el precio.
Lentamente, se levantó de su sitio con una mueca de satisfacción, retorcida y macabra. Lloyd mantuvo la compostura y no retrocedió ni un centímetro. Ni siquiera un leve temblor apareció en su cuerpo.
Ella, por su parte, dirigió unas palabras a Seifer. Se creía superior a todos los allí presentes, aunque realmente, lo era. No parecía haber nadie en el lugar capaz de frenarle los pies, y no sólo por el echo de no poder, sino de no querer. Todos parecían aclamarla, respetarla y adorarla.
- Tsk...
Musitó un leve respingo para calmar el nerviosismo. Sus ojos penetraban a todo su alrededor, atentos a cualquier movimiento, ya no sólo dentro de la carroza, sino también fuera de ella. El fanatismo que sentían por Edea era tal, que no le sorprendería para nada la irrupción de alguien desde el público dispuesto a defenderla.
Pero nada ocurrió. La ahora Gobernadora de Galbadia habló en alto, dirigiéndose a los dos chicos que se situaban a su frente. A su vez, comenzó a concentrar en lo alto de su mano una esfera de luz, que poco a poco fue condensándose, creando una bola que se asemejaba al hielo o al cristal.
Sus palabras estaban cargadas de veneno, que apuñalaban la mente del mercenario como cuchillos. ¿Unirse a ella? ¿Aquella que mantenía presa a la persona que consideraba más importante? Ni hablar.
Lloyd sonrió, irónico, mientras dejaba que su "oponente" realizara el siguiente movimiento. Aún continuaba enfocando a Adler con el cañón del revólver, pero el genómido podía estar tranquilo, pues era evidente que no pretendía disparar. Estaba seguro y tranquilo, pero de repente, algo inesperado ocurrió.
Raynn, desde lo alto, comenzó a retorcerse de dolor. El mercenario la miró, intrigado, sin llegar a comprender muy bien qué ocurría. En décimas de segundo, su cuerpo estalló. Increíble, pero cierto.
- ...
Sus ojos se abrieron de par en par, más sorprendidos que asustados. No llegaba a comprender cómo había sido posible aquello, pero estaba claro que era obra de Edea. Cuando la miró, ella le dedicó una ligera sonrisa, cargada de placer. Algo así era inhumano. Desconocía si aquella muchacha era merecedora de morir así, pero sacrificarla de tal modo convertía a la Bruja en una asesina sin escrúpulos, en una persona que si levantaba aquella región sería con la ayuda del terror. Rápidamente, supo que estaba en desventaja.
- Adivina quién es la siguiente.
La simple amenaza le provocó un arrebato de furia. No temía por su propia vida, sino por la de Claire. Aquella demostración de poder no le sorprendió lo más mínimo, y tampoco le hizo desmoralizarse. Había sido un muchacho acostumbrado a arrebatar vidas y a visualizar muchísimas muertes, a veces, realmente injustas. Creciendo en tal ambiente, esa imagen sólo le provocó el temor de que le pudiese ocurrir a alguien que sí le importaba de verdad.
Paralizado, continuó viendo los movimientos de la mujer y su rubio acompañante. Seifer, tras el asesinato, sacó a Mogutaro de un enorme bolsillo dentro de su gabardina, y sin ningún tipo de consideración, lo arrojó a los pies del mercenario. El moguri permanecía inconsciente.
- Cabrón... -apuntó con el revólver entonces al frente, en un espacio intermedio entre Seifer y Edea. Si disparaba, no quería dar opción a que viesen cual sería su objetivo. Eso le daría más opciones de acertar.- Desde que entraste en mi local, me pareciste un completo idiota.
Soltó a Adler entonces, pues sabía que seguir fingiendo aquello ya no tenía sentido. No obtendría lo que buscaba a menos que les hiciese frente, y el juego de la negociación empezaba a ser demasiado arriesgado. No quería poner en peligro a la albhed bajo ningún concepto, y si tenía que liberarla acabando con esos dos individuos, lo haría. Aunque tuvo otra ocurrencia por la que también estaba dispuesto a pasar.
- A decir verdad, siempre me lo has parecido. -dijo por último, sin temor a que sus palabras provocasen al caballero de la bruja.
Tras aclarar el comentario que había dicho con anterioridad, bajó el arma. Fue entonces cuando miró a Edea, y con decisión, levantó la voz.
- Si me uno a tí, ¿la dejarás marchar? -permanecía con semblante sereno y rostro muy serio. No era de los que solía mentir.
Podía decirlo más alto, pero no más claro. La vida de Claire pendía de un hilo, y la salvaría a toda costa. Dirigió la mirada a lo alto, donde el cuerpo de la fémina permanecía inmóvil, atrapado por las cadenas que la hacían prisionera. Las cosas habían salido mal, y ahora, las arreglaría sin importar el precio.
Lloyd- Humano Guerrero
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Re: El Gran Desfile de la Bruja.
Debido a su retraso, si Adler no postea en un día más, su turno será anulado.
[WM]Equidna- Administrador
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